domingo, 6 de septiembre de 2015

EL ZIG ZAG DE LAS INSTITUCIONES




POEMAS AMERICANOS

Me prefería sin estridencias, escribiendo
poemas americanos
que hablaran de certezas comprobables
en el brillo de una taza, al dar vuelta
la llave en la puerta. Que tuvieran a la vez
sensatez y un tono oscuro, como el vaho
del tacho de basura a la hora del desayuno.
Café fresco y tostadas sobre el mantel naranja, en la
perturbadora brisa de unas moléculas pasadas de estado.
Una mujer sabia que sabe calzarse la cartera y avanzar
mientras los párpados se le van hinchando. Y avanzaba
con mi cartera en esa línea, no sólo por sumisión
estética, sino porque de verdad confiaba en su visión
de mundo. Entonces, en vez de escribir "El día de hoy es
malo, y cada día será más malo hasta que llegue el
peor", ponía: "Pierdo la cabeza observando
el prodigio de las disposiciones tomadas".



LA JOVEN AMA DE CASA

A las diez de la mañana
se pasea en desabíllé atrás
de las cortinas de la casa del marido.
Al rato se acerca a la verja
para llamar al diariero y se para y me ve
tímida, desarreglada, tratando de atarse
mechones de pelo.
Vuelve a la casa altiva, con la seguridad
de la sortija, y se suelta el pelo
que cae como una hoja
de las que crujen cuando las piso.



Cuando todos estaban en el cine nosotros dos
pelábamos papas en equipo. Pedacitos de cascara
rompían el silencio, caían de a uno
como gotas de una canilla mal cerrada:
el frío se acomodaba entre nosotros, algo para compartir.
Brillaba en un balde de agua limpia.
Y caían de nuevo. Como salpicaduras agradables
en un día de calor
mojaban el trabajo de cada uno
nos hacían recobrar los sentidos.
Así, mientras las luces se apagaban y se encendía
la película, y unos se acomodaban en la silla y otros
pelaban caramelos o hacían shhhhh
nosotros pelábamos papas, nos hacíamos chistes
con cuchillos filosos en las manos, muy cerca
uno del otro, nunca tan cerca
en todo el resto de nuestras vidas.



Vos y yo
no deberíamos estar juntos:
tomar café, tomar té.
Es la 1 y la luz es gris
como siempre es
el papel de diario. Sí te das
vuelta en el sistema
giras. Hasta donde
yo sé podemos ír
al cine y morirnos
de frío / morirnos de calor.
El monstruo de nuestras pesadillas
está en la pantalla. Tomás café
tenes la mente negra, llena
de planes secretos. Hasta donde
yo llegué estás adentro,
padre, hijo, hermano, un chico
cualquiera me convidó
un caramelo. Picó. Los papis
quieren mi perro, mis bebés,
mis orejas. Me comería
tus hijos. Mientras, volas.
Tratamos duro
de que no hubiera un fan.
Nos sacamos el hambre,
el sueño. Decís que estás
en contacto. Una persona dormida
en la cama. Una persona en la cama
metida. Tenemos miedo
en el corazón, cucharita,
cucharón. Tenemos medio
corazón. Un hielo. Un yeso.
Duro. Estamos rodeados
de verde. Me invitas
a salir, a entrar, a salir
otra vez. Me tomo
un helado, te da miedo? Te gusta
la parte de adelante? Me gusta
tu madre. Pusiste mi nombre
chiquito en un sobre así
lo dice mi abuela: Marinita.
Negro. Bañado
de alquitrán como el monstruo
de nuestras pesadillas.
Todo negro menos los ojos.
Ojo. Tengamos cuidado.
Nadie saldrá herido si
nadie sale vivo de aquí
todo sale bien si
todos obedecen. Abran la caja.
Una caja llena
de corazones rotos. Un lugar
en la mesa familiar.
Cada uno en su lugar. Todo asado,
dividido. Voy a enseñarle a mí hijo
a disparar un rifle de aire comprimido
para que rne defienda
de los monstruos de los sueños
malos. De lo malo. Me voy
al Oeste, al Sur, al
conurbano a meterme
en la boca del lobo. El hombre
lobo me gusta. Me preguntas
por la música. Me pregunto
si hubo alguien aquí. Papá,
hubo un globo y se pinchó.
Pá, pá, pá, pá,
pá, pá, pá, pá.
Esta vez te dejo ir yo.
Me quedo en casa como todas
las mujeres del mundo, unidas
a sus hijos. ¿Yo? Nunca estuve
en la guerra. Tengo la música, alzo a mis hijos
hasta lo más alto, el agua cae
moja todo, todas las estrellas
son fugaces. Mientras:
me concentro y analizo y
te alzo hasta lo más alto. Tomo
algo nuevo, sólo por el cambio.
La, la, la. Después de todo no está
tan mal. Ahá, ahá.
Me como el jabón. No me dejas
opción. Este, Oeste, La
Matanza podría ser. Sabes
bien. Hago una hoguera
con ramas verdes para que tarde
en prender y lance llamas. Galopo
alrededor del fuego hasta que crepite,
se encripte, y alguien adivine
lo que tengo que hacer.



Marina Mariasch (Buenos Aires, 1973)


IMAGEN: Mariasch como actriz junto al actor Leonrado Murúa en una escena del cortometraje argentino: "Los días negros".



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