XV
Soñé y después olvidé; soñé y olvidé, soñé y después olvidaba: ése era el sueño.
XXI
Una mujer se despeñaba por una escalera que, vista desde el balcón donde nos asomábamos, parecía una montaña. La mujer quedó agarrada de unos hilos débiles, a mitad de camino entre el cielo y el suelo. Había cantidad de ventanales con hortensias y mucho verde; por eso, por las ramas de los árboles o cables de luz, se sostuvo. Con el corazón en la boca esperamos a los bomberos: el corazón era de propaganda, rojo y saludable. Después sucedió otro accidente más allá de la vía, también con suerte. Yo oía las sirenas a lo lejos. "Hoy es un día peligroso", escuché que me decía.
XXIII
La puerta de vidrios esmerilados del hotel se abría para dar una imagen momentánea y frágil del parque; en primer plano, una mujer joven con un tablero y elementos de pintura, yo la veía moverse como un dibujo mientras es boceto hasta que alguien la llamó desde adentro, dio media vuelta y me saludó con la mano. Tenía puesto un vestido rojo ajustado al cuerpo y una cloche de rafia. Al rato, hizo su segunda aparición con un vestido azul eléctrico y una capelina de ala ancha. El vaivén de la puerta de vidrios esmerilados y ella atraían los ojos, el cuadro se componía pero se rompía de inmediato, quizás, por la falta de acordes. El día, luminoso.
XXXIII
Hay que apuntar al hueso blando de la angustia.
XXXVIII
En la declaración de amor por otra mujer había un reproche hacia mí o yo, que no soportaba las palabras, las desviaba sin ningún pudor; en la escena, la pareja mirándose con embeleso y mi figura, disminuida por la envidia, una mosca callada, sin volar.
El protector bucal tenía una cicatriz pequeña, en cruz. En la encía, la marca se ahondaba en finas líneas negras que daban cuenta de la carne desde donde se sostenían. La mano, abierta y lejana, un objeto más en el encuadre de mis ojos.
Que alguien me apague.
XXXIX
Un auto con ventanillas de tren en donde se reflejaba el paisaje; serie de fotos movidas que miré desde afuera, a la distancia, mientras el tren-auto pasaba por el camino-riel y no dejó más que el sonido del golpe metálico contra la tierra.
XLVI
Hojas doradas en la tierra (se podía oír el viento); en los árboles, el amarillo llegaba hasta el bronce bermejo y una luz oscura; las acequias con agua dulce que sonó fresca y un pasadizo de álamos hacían levantar la vista por el asombro. Antes había recorrido variadas formas del amor con la curiosidad de las vírgenes y una sonrisa en los ojos.
LIII
La casa mostraba su momento de mayor esplendor (como cuando éramos chicos y no sabíamos de todo lo que somos capaces). Olor a pintura fresca y yo, que salía al porche, envuelta en no sé qué sentimiento; encontré tres cajones de un mueble blanco y pensé en ataúdes; adentro, lamparitas listas para el uso, entonces levanté la vista y vi dos ángeles.
LXXIV
Un carruaje con caballos negros/ neblina/ y era el amor que atravesaba la edad: nos habíamos hecho viejos.
LXXV
Me desdoblé. Yo y yo estábamos sentadas una al lado de la otra en un pupitre de escuela, de hierro y madera, con tintero de vidrio. Escribíamos. Al mismo tiempo pusimos la palabra fin, o quizás no, pero las dos sabíamos que era el final de la historia. Habíamos escrito por separado y, sin embargo, a la hora de la verdad, no dudamos. Y yo era tal como soy, el espejo de mí.
Inés Legarreta
Inés Legarreta (Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, 1951) es poeta y escritora. Publicó los siguientes libros de cuentos: En el bosque (Gel, 1990); Su segundo deseo (Emecé, 1997); La Dama habló (Sigmur, 2004) y las nouvelles El abrazo que va (Nuevohacer, 2008) ,Tristeza de verse lejos (Nuevohacer, 2010) y La turbulencia del aire (Cuentos; Nuevohacer, 2012). Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales . Codirige desde 2005 la revista literaria Eledermaus. Ha sido traducida al inglés, al italiano y al alemán. En 2000 le otorgaron Medalla de Plata como Mujer Destacada Bonaerense.
"La imprecisa voz que me sueña" (Nuevohacer, 2014); es un libro de prosa poética sobre los sueños de la autora.
1 comentario:
maravilloso libro, abrazo a ambos,
agnès,
alicia b. pastore,,,
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