lunes, 11 de marzo de 2019

EN LA PLAYA A LA NOCHE




















En la playa a la noche
Está de pie una niña con su padre,
Mirando al este, el cielo otoñal.

Arriba a través de la tiniebla,
Mientras las nubes córvidas, las nubes funerarias, que en negras masas
se extienden,
Descienden rápidas y umbrías a través del cielo y cielo abajo,
En medio de un claro cinturón transparente de éter que ha quedado en el este,
Se eleva grande y calmo el astro-señor Júpiter,
Y muy cerca, tan sólo un poquito más arriba,
Nadan las delicadas hermanas Pléyades.

Desde la playa la niña aferrada a la mano de su padre,
Esas nubes funerarias que descienden victoriosas prontas a devorarlo
todo,
Observando, silenciosamente llora.

No llores, niña,
No llores, querida,
Con estos besos déjame quitar tus lágrimas,
Las córvidas nubes no han de seguir largo tiempo victoriosas,
No han de poseer el cielo largo tiempo, devoran a los astros
sólo en apariencia,
Júpiter ha de emerger, ten paciencia, vuelve a mirar otra noche,
las Pléyades han de emerger,
Son inmortales, todos esos astros plateados y dorados han de volver a brillar,
Los astros grandes y pequeños han de volver a brillar, ellos perduran,
Los vastos soles inmortales y las perdurables lunas pensativas han de brillar
otra vez.

¿Te lamentas entonces queridísima niña tan sólo por Júpiter?
¿Consideras tú sola el funeral de los astros?

Algo hay,
(Con mis labios aliviándote, agregando yo susurro,
Te entrego la primera sugerencia, el problema y la indirecta,)
Algo hay más inmortal incluso que los astros,
(Muchos los funerales, muchos los días y las noches, que pasan,)
Algo ha de perdurar más largamente incluso que el lustroso Jupiter,
Más largamente que el sol o que cualquier satélite girante,
O las radiantes hermanas Pléyades.





Walt Whitman ( EE UU, West Hills 1819 - Camden, 1892)

(De: Hojas de Hierba
edición completa de Losada,
Traducción: Pablo Ingberg)



On the Beach at Night

On the beach at night,
Stands a child with her father,
Watching the east, the autumn sky.

Up through the darkness,
While ravening clouds, the burial clouds, in black masses spreading,
Lower sullen and fast athwart and down the sky,
Amid a transparent clear belt of ether yet left in the east,
Ascends large and calm the lord-star Jupiter,
And nigh at hand, only a very little above,
Swim the delicate sisters the Pleiades.

From the beach the child holding the hand of her father,
Those burial-clouds that lower victorious soon to devour all,
Watching, silently weeps.

Weep not, child,
Weep not, my darling,
With these kisses let me remove your tears,
The ravening clouds shall not long be victorious,
They shall not long possess the sky, they devour the stars
only in apparition,
Jupiter shall emerge, be patient, watch again another night,
the Pleiades shall emerge,
They are immortal, all those stars both silvery and golden shall shine
out again,
The great stars and the little ones shall shine out again, they endure,
The vast immortal suns and the long-enduring pensive moons shall
again shine.

Then dearest child mournest thou only for Jupiter?
Considerest thou alone the burial of the stars?

Something there is,
(With my lips soothing thee, adding I whisper,
I give thee the first suggestion, the problem and indirection,)
Something there is more immortal even than the stars,
(Many the burials, many the days and nights, passing away,)
Something that shall endure longer even than lustrous Jupiter,
Longer than sun or any revolving satellite,
Or the radiant sisters the Pleiades.




IMAGEN: Pendeja llorando - Fotografía de Melodie Mcdaniel.



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