sábado, 20 de abril de 2019

HOMENAJE A SEXTUS PROPERTIUS - DIFERENCIA DE OPINIÓN CON LIGDAMO






































V- 2

Aún me preguntas a cuenta de qué escribo tantos poemas de amor
Y de dónde llegó este tierno libro a mi boca.
NI Calíope ni Apolo han cantado estos temas en mi oído,
mi genialidad no es sino una muchacha.

Si con sus marfileños dedos pulsa una melodía en la lira,
           la observamos hacerlo.
Con qué facilidad mueve los dedos; si le cae el cabello por la frente,
si camina con un viso de Cos, con un susurro de paño teñido,
hay todo un volumen en tal tema: si sus párpados se hunden
en el sueño,
hay nuevas tareas para el autor;
 y si juega conmigo sin camisa,
         construiremos muchas Ilíadas.
Y con cuanto diga haga
         devanaremos largas historias de la nada.

Si los hados me hubiesen asignado todo esto y si, oh Mecenas,
supiese llevar a los héroes a las armas, no lo haría,
ni andaría cantando a los Titanes, ni al Osa
                clavado en el Olimpo,
ni a los arrecifes del Pelión,
ni a Tebas en su antigua respetabilidad,
                  ni al renombre de Homero en Pérgamo,
ni al reino con dos cañones de Jerjes, ni a Remo y su real familia,
ni a los solemnes personajes de Cartago,
ni a las minas de Gales y al beneficio que Mario sacó de ellas.
Recordaría las hazañas de César . . .
                                               como fondo,
aunque Calímaco lo hizo sin ellas,
                                   y sin Teseo,
sin un infierno, sin Aquiles asistido por los dioses,
sin Ixión, y sin los hijos de Menecio y el Argos
    y sin la tumba de Júpiter y los Titanes.

Y mis ventrículos no palpitan por el Cesáreo ore rotundos,
ni por la copla de los abuelos frigios.
Al marinero, los vientos; al labrador le interesan sus bueyes;
al soldado, la enumeración de sus heridas; al pastor, las ovejas;
a nosotros, en nuestra estrecha cama, dar la espalda a las batallas:
cada cual donde pueda, aproveche a su manera el día.



Ezra Pound (Hailey, E.E.U.U., 1885- Venecia, Italia, 1972)

(Traducción de Jesús Munárriz y Jenaro Talens)



Homage To Sextus Propertius 

V-2

Yet you ask on what account I write so many love-lyrics
And whence this soft book comes into my mouth.
Neither Calliope nor Apollo sung these things into my ear,
          My genius is no more than a girl.

If she with ivory fingers drive a tune through the lyre,
We look at the process.
How easy the moving fingers; if hair is mussed on her forehead,
If she goes in a gleam of Cos, in a slither of dyed stuff,
There is a volume in the matter; if her eyelids sink into sleep,
There are new Jobs for the author;
And if she plays with me with her shirt off,
We shall construct many Iliads.
And whatever she does or says
              We shall spin long yarns out of nothing.

Thus much the fates have allotted me, and if, Maecenas,
I were able to lead heroes into armour, I would not,
Neither would I warble of Titans, nor of Ossa
                                      spiked onto Olympus

Nor of causeways over Pelion,
Nor of Thebes in its ancient respectability,
                nor of Homer’s reputation in Pergamus,
Nor of Xerxes’ two-barreled kingdom, nor of Remus and his royal
family,
Nor of dignified Carthaginian characters,
Nor of Welsh mines and the profit Marus had out of them.
I should remember Caesar’s affairs ...
                                                         for a background,
Although Callimachus did without them,
and without Theseus,
Without an inferno, without Achilles attended of gods,
Without Ixton, and without the sons of Menoetius and the Argo
       and without Jove’s grave and the Titans.

And my ventricles do not palpitate to Caesarial ore rotundos,
Nor to the tune of the Phrygian fathers.
Sailor, of winds; a plowman, concerning his oxen;
Soldier, the enumeration of wounds; the sheepfeeder, of ewes;
We, in our narrow bed, turning aside from battles:
Each man where he can, wearing out the day in this manner.




IMAGEN: Lesbia, pintura de John Reinhard Weguelin, 1878.




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