DESIERTO
en el
desierto arder
sin
coordenadas
sin planos
ni planes ni horizontes
entre las inestables
curvas de las dunas
en soledad
de fénix
arder
sin
concesiones
EL LLAMADO DEL FUEGO
fuente de palabra Pegaso
hijo del
océano
vuela aun en
lo oscuro fosforescente
sobre dunas
azules y negras
blanca
sombra en la noche desértica
y el golpe
de sus alas extensas
entre los vientos
cálidos de Persia
es chasquido
inolvidable
en el
recóndito corazón
del viejo
fuego
que habíamos
encendido
perder todo vestigio de ropaje
sin memorias
así viaja el
fuego
desde el
fondo del tiempo
como si
surgiera del abismo marino
y con fuerza
irrevocable
pronunciara
su pregunta
por lo
faltante
por lo que
atrae
por el
anhelo
(al que no
se renuncia)
la aprendiz
intentará la
hazaña
que el
Maestro ya hizo
sin argüir
para qué
el ansia
sabe
MIGRAR
¿cómo balancearse
entre lo
vital y lo mortífero
sin estar
encadenado
a voto
alguno?
¿cómo hallar
un pliegue
en el
desierto?
arrecia la tormenta
las acacias
aplanadas del Serengueti
apenas la
protegen del aguacero azul
pero ya se
adivina el sosiego
observará
las aves
que le
enseñan el vuelo
guardará
quietud
dará las
gracias
cantará
aleluyas
hasta que
desde lo profundo
se invente
otra vez
el silencio
y cuando aún floten las nubes de la
lluvia
será el ibis
el primero en salir
en vuelo
altivo
a celebrar
que escampa
aunque en
sus alas
brillen
–todavía frías–
gotas de la
tormenta
MEDITACIÓN DE LA MUJER-PÁJARO
¿el otro está más allá de la escritura?
esta necesidad
de decir sin saber
¿es sólo mi
modo de llamar en la sombra del olvido?
¿por qué
desertaste de mí? ¿de esta partida?
¿cuántos
desiertos más hasta el abrazo?
¿el ansia fue tejida de abandonos?
¿el poema
percute en el olvido?
¿quién me
dejó desierta en la palabra?
LOS COMIENZOS (nuevamente)
el ibis ya salió de su refugio
y con leve
movimiento se lanza a planear
en la sabana
anuncia
buenos tiempos
su vuelo
reconstruye la calma
cimientos de
aire estrenan
–aún muy
pálida–
en la
alborada de oro
la crisálida
el dedo índice de la mano derecha
se mueve
como lanzadera
impulsando
la hebra de verdad
el pulgar de
la izquierda sostiene
el cordón de
justicia
es el abrigo
para el
frágil esqueleto
de los
hombres
¿cuál amor pondrá una infancia al
llanto?
que haya
magia y respalde la vida
un bosque
encantado
hadas del
refugio
un Merlín
que señale
la espada
sumergida
y enseñe el
verbo sapiencial
para
empuñarla
también el amor batalla
con la
paciencia del que espera
y nunca
desfallece
también el
amor acontece
como lluvia
estival inesperada
que copula
en el mar
y engendra
el arco iris
mientras los
niños –despreocupados–
juegan en
las playas amplias
en la sequedad de las palabras claras
gotea
fuego
incesante
aves
migratorias reparten
un cielo de
preguntas
por el mundo
el desierto
de hojas blancas
mujer
es tu cobijo
ésta es tu
casa
(Tomados de El ansia,
Leviatán, 2019;
Envío de la autora)
Graciela Perosio
Graciela Perosio. Poeta argentina. Nació en Buenos Aires, en 1950. Se graduó en la Facultad de Historia y Letras de la Universidad de Salvador en 1972. En 1995 obtuvo la Beca Nacional de Investigación del Fondo Nacional de las Artes, para estudiar la obra del poeta argentino Carlos Latorre. Ha publicado diez libros de poemas: Del luminoso error, Brechas del muro, La varita del mago, La vida espera, La entrada secreta, Regreso a la fuente, Sin andarivel, Balandro y El privilegio de los años.
1 comentario:
gracias, querido Marcelo. No había visto que habías subido poemas de El Ansia.
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