“Ten
paciencia, que yo alcanzo razón y estoy ausente”
Garcilaso de
la Vega
Esta
criatura que se lame el pecho
y después me
mira,
hace siglos
que ha perdido a su amigo.
Su esperanza
o su olfato, que en ella son lo mismo,
la ha
llevado a plazas, andenes, terminales,
sitios de
trasbordos y confusas multitudes
promesantes
de esta prosodia vulgar,
de viajar
por viajar y de existir sin sentido.
Confía que
entre estos miles,
un día
volverá aquel con quien fuera cazadora,
en tiempos
en que ni siquiera los dioses existían:
salvo la
estrella sol y aquella faz de la redonda luna
que aun nos
reúne en el reversible arte de las licantropías.
Conserva el
don de oír antes que lleguen, 46
las
inundaciones del agua o de las ardientes lavas,
pero se
resiste a creer que el perdido y sólo para siempre
es el otro:
nosotros, los inmortales todavía.
Si se
hubiese hecho lobo ya estaría muerto,
como tantos
de los suyos, o de los nuestros
que no se
domesticaron ante el terror,
los
exterminios, los exilios, los hastíos.
La acaricio
y me lame las manos;
y a
ignorancias iguales, su mirada
es más
hospitalaria y creyente que la mía.
La suya hace
siglos que espera a una criatura
que ya no
llegará.
No, que no
llegará nunca.
(Inédito;
tomado de la
revista Voces de hoy en el tiempo,
Nº12,
Julio/Setiembre, 2020)
Miguel Ángel Federik (Villaguay, Entre Ríos, Argentina, 1951)
LEER biografía del autor en entrada anterior del autor (Nota del administrador).
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