(*)After
Lorca -título original-, 1957)
Fotografía: Federico García Lorca (de archivo)
Querido Lorca :
Me gustaría hacer poemas a
partir de objetos reales. Que el limón sea un limón, y que el lector pudiese
cortarlo, o exprimirlo o probarlo: un limón auténtico como el periódico que en un collage es un periódico auténtico. Me gustaría que la luna en mis poemas fueese una
luna real, una que pudiese ser de pronto cubierta por una nube que nada tiene
que ver con el poema: una luna completamente independiente de las imágenes. La
imaginación pinta lo real. Me gustaría mostrar lo real, desvelarlo, hacer un
poema que no tenga en sí sonido, salvo la señal de un dedo.
Ambos hemos intentado
librarnos de las imágenes (tú desde un inicio y yo sólo cuando maduré lo
suficiente como para cansarme de intentar que los objetos conectaran),
haciendo las cosas visibles en vez de pintar cuadros con ellas (phantasia
non imaginari). Qué fácil es, en fantasías eróticas o en la más cierta imaginación
de un sueño, el inventar un muchacho hermoso. Qué difícil llevar al muchacho en
bañador azul que había observado casualmente como a un árbol y hacerlo visible
en un poema como es visible un árbol, no como una imagen o una pintura, mas
como algo vivo, atrapado para siempre en una estructura de palabras. Lunas
vivas, limones vivos, muchachos vivos en ropa de baño. El poema es un collage de lo real.
Pero las cosas decaen, la razón
argumenta. Las cosas reales se convierten en basura. El trozo de limón que
pegas en el lienzo empieza a desarrollar hongos, el periódico cuenta eventos
increíblemente antiguos en una jerga olvidada, el muchacho se hace abuelo. Sí,
pero el desperdicio de lo real alcanza todavía al mundo
presente convirtiendo
sus objetos alternativamente en visibles el limón llama al limón, el periódico al periodico, el muchacho al muchacho. Al decaer las cosas brindan vida a sus
equivalentes.
Las cosas no conectan, se
corresponden. Eso es lo que hace posible a un poeta el traducir los objetos reales,
traerlos a través del lenguaje tan fácilmente como puede traerlos a traves del tiempo.
Ese árbol que tú viste en España es un árbol que yo nunca pude haber lo en
California, ese limón tiene un aroma distinto y un diferente sabor, PERO la respuesta
es esta —cada lugar y
cada tiempo tienen un objeto real que correspond con tu objeto real-:
ese limón puede convertirse en este limón, o puede incluso convertirse en este
pedazo de alga, o este específico color gris del océano. Uno no necesita
imaginar el limón, uno no necesita descubrirlo.
También estas cartas. Ellas corresponden con algo (no sé
qué) que tú has escrito (quizá de una forma tan poco aparente como ese limón
que corresponde con este trozo de alga) y, a su vez, algún poeta futuro
escribirá algo que corresponda con ellas Ésta es la manera en que los
hombres muertos nos comunicamos unos con otros.
Con amor,
Jack.
(Del libro: A la manera de Lorcay otros poemas, Ed.Salto de página,2018)
Jack Spicer (E.E.U.U.; Los Angeles, 1925 -San Francisco, 1965)
(Traducción: Martín Rodríguez-Gaona)
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