sábado, 27 de septiembre de 2025

HÁNDICAP (Variedades portátiles)

 


Y que mis cenizas vayan al agua, dulce o salada.
Nada, nada más me importa; y menos tu billetera.

La carne se dora en el fuego; y el vino en la boca.
Primero risa. Chismes, encono, y chisporroteos.

La palabra disco encierra un círculo: cero, la forma
misma en la que el parásito se nutre de sus liendres.




Acá estoy, en un bar, solo, y pensando en el futuro.
Porque en el pasado no entra ya nada más. Ni esto.

Hablando con amigos sobre la fiebre del consumo;
el mundo que es otro, y no nuestro; lo indeclinable.




Es extraño, o no: hace años que no me veo con un
bolso, esperando un tren, o micro; ¿el mar, la sierra?

Conservo caracoles y piedras de aquellas excursiones.
Pigmentos de bolsillo: cartas, juramentos, mentiras.



Piazzolla y Mulligan: cumbre que trae a mi padre muerto.
Las luces de mi casa: bajas y amarillas como luciérnagas.

En el bar: el amor tiene que ser más firme que el dolor.
Un mismo animal de carga con dos esbeltas cabezas.

Ese que era yo, casi un predicador, entre las miserias del
perdón y el escándalo de la prepotencia; pero un cobarde.




Ahora bien: la última vez no estabas, no eras; a pesar de las
piernas abiertas, el mordisco, y el beso. No estabas. Ni eras.

Nos salvó un disparo en la esquina; …y las luces del vecino




Ahora es de noche y la lámpara se apaga sobre el libro,
como una mariposa nocturna y desfalleciente, moribunda.

El libro es un residuo del día, un halo de luz palpitante.

Mi mano alcanza tu orilla húmeda; tus límites del sueño.
Mañana despertaremos sin cordón; tenues en el desvelo.




Viven a los saltos las clases oprimidas; igual que las pulgas.
Ricos y pobres, sanos y enfermos; todos, todos moriremos.

Este flagelo permitirá al fin la igualdad entre los hombres.




En el humo de un plato de lentejas trabajan mis recuerdos;
es un momento de felicidad; la mano en el hule de la mesa.

El sol entra por una ventana y hace brillar el vino en la copa.
De todos los que fui, queda sólo éste; el que disipa el humo.




Ahora bien: singular, el ojo es un objeto; y los ojos la mirada.
Ahora bien: le pregunto al cráneo si ser o no ser; o si se hace.


(Del libro homónimo,
Ed.La carta de Oliver,
2025, Envío de
Juan Carlos Moisés)

Santiago Espel (Buenos Aires, 1960)



Pueden LEER la biografía y más poemas en entradas anteriores.



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