martes, 9 de septiembre de 2025

LA NOSTALGIA ES LA QUE HACE SONAR EL TAMBOR DE MI CORAZÓN

 



Una pista de hielo entre las calles


País de ramitas


Las palabras aparecen 
y desaparecen por todas partes.

Ahora el más 
rojo sol sobre las casas es un incendio 
que habla.

En algún punto de estas 
calles desoladas,

las cosas se niegan 
a instalar 
su entera luz, 

la intensidad 
del secreto tiene 
el aire de cualquier ausencia.

En cuclillas, atento, 
yo todavía espero 
una pintura en la tela del aire.

Con un dedo 
vuelvo a marcar el círculo luminoso 
de un mundo. 
En mis ojos de veinte años, todo 
ilumina el país de ramitas 
de su esperanza. 




II Noche de otoño en verano


No pasa 
una luna 
en tus labios apenas 

entreabiertos.

Mirando fijamente el rostro 
de una piedra te ilumina.

Como una música, 

ahora 
se desliza un rumor 
de hojas que corre 
por todas partes.

Una mano empuja 
una nube hermosa en el viento.



III. La noche derrotada que se va de mi corazón


Deseo y casa

Antes que navegue hacia la puerta del paraíso en un Paraná con aroma a tierra húmeda, está mi deseo de vivir a veces como un hombre invisible.

Yo me cubro los ojos con las manos y sonrío para adentro. 

Yo hice de mi casa una isla de silencio




Larguísimos hilos de voces caídas 


Apoyado contra el antiguo árbol de mi casa, pienso 
que madurar es sentir la ilusión liviana de algo 
seguro, una sentada calma, es sentirse de la edad del agua 
y del fuego.

Busco un sitio naciente. Antes de empezar, me lavo 
las manos con la intensidad de la luz de cualquier 
esperanza.

En este sitio, entretejidos por la noche, hay larguísimos 
hilos de voces caídas en las aguas de los secretos de familia, 
han oscurecido el camino en el que regresa mi cabeza 
desnuda. 

(Del libro homónimo,
Barnacle, 2025,
Envío de Alberto Cisnero)

Fabián Herrero (Santa Fe, Argentina, 1965)




1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buenos poemas, no conocía a este autor. Gracias Marcelo!