La ladera entreabrió los apretados
abismos de sus hojas y surgió
la digital purpúrea:
-Para ti, que comprendes la belleza
silvestre,
mi beatitud.
La ladera cerró los apretados
abismos de sus hojas y siguió
la digital purpúrea:
-No olvides la cadencia de mis flores,
su canción y su luz,
porque ellas repican sus campanas
sobre la dicha.
Ya el gusano de seda entre las hojas
de la morera
se ha tejido un capullo delicado
y un día volará.
Yo también, escuchando
la digital-purpúrea serenata,
he tejido un capullo sonrosado
y acaso volará.
Quien sabe si los soles de plumaje
de oro que iluminan
la noche del espacio
no nacieron en un pecho
Hugo Padeletti (Argentina; Santa Fe, 1928 - Buenos Aires, 2018)
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