en la mano el arco
renovará tu fuerza
dice
el libro
y la tierra
busca otras notas
en sentido del viento
aunque -un sí, un no-
esas ondas impacientes del aire
la hayan colmado
de lluvia
pero hay en el viaje de la flecha
una tensión
y no es un pájaro
ni es una brisa quien traba
el lanzamiento
una sombra tal vez
disfrazada con alas
se insinúa dudosa
pero las alas
no hacen al pájaro
también hay murciélagos
y el aire está todo
de
polvo violeta
una nube
por momentos muy densa
oscurece más todavía la pausa
pero ahí
donde cae la flecha
estalla un sonido
y son de agua
las ramas de los árboles
y
la voz del agua
dulcemente
mece al mundo
en la mano el arco
retoma su curso
sin ese viento que humilla
y la flecha canta
su estribillo más
puro
de
qué música
(de: El lugar)
VIAJE
DE INVIERNO
Cuanto más me acerco más me
alejo
pero ahí está el patio
donde cayeron las mayúsculas,
el aire trae
del coro de los sueños,
el sueño de más tarde
lo imprevisto emerge sin embargo
de una rama.
Esa hilera de hormigas se dirige
hacia una zona firme
pero marca la hora un reloj blando.
Jugo dulzón de las uvas
cada
racimo contenía un momento.
Una mariposa
en su viaje de invierno.
Del sentido de la ausencia
nos queda un mantel arrugado.
La luna ilumina los cardos
sobrevivientes
y ahora
es el viento quien nos cuenta la niñez,
con sus labios hinchados
por
el nacimiento de otros libros.
Hojas chillonas en el piso,
el día, igual de ocre
y las palabras hacen nido
como si acá estuviera el mundo.
Pero da vueltas por la
casa
un
tono dominante que marea
nada, asegura el próximo
paso
lo
más deseado
está
en el silencio de la noche.
(De: Señora mariposa)
ARIA CON VARIACIONES
Hace poco descubrí
un mar en los ojos de Calveyra mientras leía su Maizal del gregoriano. Otro
azul interpretado ad libitum en la abadía de Solesmes, donde el canto se
propaga desde el tímido balbuceo de un monje hasta el coral majestuoso de sus
naves.
Y sigo hablando con Amarilis, con Ámbar,
con Artemisia, con Aurora, con cada una en forma alternada acerca de unos
huesos luminosos hallados en el cementerio de San Vicente.
Y
llega esa versión de Gould con la magia impecable de
quien maneja una perfección: hay en la coherencia un desafío de variantes,
ahora el ritmo se precipita en cascada de azules cada vez más intensos.
A esta altura no contestan ni siquiera
los brotes, otra vez el futuro a la deriva y las palabras se pegan al cielo de
la boca como masa cruda, cualquier intento se petrifica sobre la superficie
rugosa de una laja. No decimos, no podemos.
Crece con el mutis el gris del raso de
las cortinas. Pero vayamos mejor al principio que es donde nos sentimos
seguras, aunque un grado de silencio también es belleza.
¡Qué raro! un viento cálido como de
bambúes del norte y nosotras adentro, de oscuro.
(De: Aria con variaciones)
Rita Kratsman
Rita Kratsman, nació en Buenos
Aires en 1940. Poeta y traductora de
poesía italiana. Publicó El hoyo de este grito(Último Reino,
1991); Color y Sepia (Libros de Tierra Firme, 1998); El Cuaderno de
Amanda-Señora Mariposa (Último Reino, 2005), Aria con Variaciones (Último Reino, 2006), El Lugar (El Mono Armado, 2009) y Giberny (El jardín de las delicias, 2014). Publicaciones en
revistas y diarios de poesía.
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