sábado, 2 de agosto de 2014

EL ARCO




















en la mano el arco
renovará tu fuerza
dice el libro

y la tierra
busca otras notas
en sentido del viento

aunque -un sí, un no-
esas ondas impacientes del aire
la hayan colmado
de lluvia

pero hay en el viaje de la flecha
una tensión

y no es un pájaro
ni es una brisa quien traba
el lanzamiento

una sombra tal vez
disfrazada con alas
se insinúa dudosa

pero las alas
no hacen al pájaro
también hay murciélagos
y el aire está todo
de polvo violeta
una nube
por momentos muy densa
oscurece más todavía la pausa

pero ahí
donde cae la flecha
estalla un sonido

y son de agua
las ramas de los árboles
y la voz del agua
dulcemente mece al mundo

en la mano el arco
retoma su curso
sin ese viento que humilla

y la flecha canta
su estribillo más puro
de qué música

(de: El lugar)


VIAJE DE INVIERNO

Cuanto más me acerco más me alejo
pero ahí está el patio
donde cayeron las mayúsculas,

el aire trae
del coro de los sueños,
el sueño de más tarde

lo imprevisto emerge sin embargo
de una rama.

Esa hilera de hormigas se dirige
hacia una zona firme
pero marca la hora un reloj blando.

Jugo dulzón de las uvas
cada racimo contenía un momento.



Una mariposa
en su viaje de invierno.

Del sentido de la ausencia
nos queda un mantel arrugado.

La luna ilumina los cardos
sobrevivientes

y ahora
es el viento quien nos cuenta la niñez,

con sus labios hinchados
por el nacimiento de otros libros.



Hojas chillonas en el piso,
el día, igual de ocre

y las palabras hacen nido
como si acá estuviera el mundo.

Pero da vueltas por la casa
un tono dominante que marea

nada, asegura el próximo paso
lo más deseado

está en el silencio de la noche.

(De: Señora mariposa)



ARIA CON VARIACIONES


Hace poco descubrí un mar en los ojos de Calveyra mien­tras leía su Maizal del gregoriano. Otro azul interpretado ad libitum en la abadía de Solesmes, donde el canto se propaga desde el tímido balbuceo de un monje hasta el coral majestuoso de sus naves.
Y sigo hablando con Amarilis, con Ámbar, con Artemisia, con Aurora, con cada una en forma alternada acerca de unos huesos luminosos hallados en el cementerio de San Vicente.
Y llega esa versión de Gould con la magia impecable de quien maneja una perfección: hay en la coherencia un de­safío de variantes, ahora el ritmo se precipita en cascada de azules cada vez más intensos.



A esta altura no contestan ni siquiera los brotes, otra vez el futuro a la deriva y las palabras se pegan al cielo de la boca como masa cruda, cualquier intento se petrifica so­bre la superficie rugosa de una laja. No decimos, no podemos.
Crece con el mutis el gris del raso de las cortinas. Pero vayamos mejor al principio que es donde nos senti­mos seguras, aunque un grado de silencio también es be­lleza.

¡Qué raro! un viento cálido como de bambúes del norte y nosotras adentro, de oscuro.



(De: Aria con variaciones)


Rita Kratsman



Rita Kratsman, nació en Buenos Aires en 1940. Poeta y traductora de  poesía italiana. Publicó El hoyo de este grito(Último Reino, 1991); Color y Sepia (Libros de Tierra Firme, 1998); El Cuaderno de Amanda-Señora Mariposa (Último Reino, 2005), Aria con Variaciones (Último Reino, 2006), El Lugar (El Mono Armado, 2009) y Giberny (El jardín de las delicias, 2014). Publicaciones en revistas y diarios de poesía.  




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