Hacia el sol se tiende el esfuerzo del vegetal;
El
combate prosigue y el calor aumenta;
La
reverberación se vuelve cegadora;
Capas
de aire superpuestas, de igual sopor
Se
remueven con sorna.
Os
juro que estaba en mi estado normal;
Las
flores horadaban mis ojos con su brillo brutal
Fue
un accidente.
Ahora
veo de nuevo las circunstancias exactas.
Nos
habíamos parado cerca de una catarata.
La
suave piel de los prados se abrió, garganta enorme;
La
reverberación se vuelve cegadora;
Aquí
y allá había flores de dedalera;
Mi
hermana y yo caminábamos sobre una alfombra nupcial.
Michel Houellebecq (Saint-Pierre, isla de La Reunión, departamento de ultramar de Francia al este de Madagascar, 1956)
(Traducción: Sandra Gudiño)
L’ÉTÉ DERNIER
Vers le Soleil se tend l’effort du végétal ;
Le combat se poursuit et la chaleur augmente ;
la réverbération devient éblouissante ;
Des couches empilées d’air, d’une torpeur égale,
Remuent sournoisement.
J’étais, je vous le jure, dans mon état normal ;
Les fleurs trouaient mes yeux de leur éclat brutal
C’était un accident.
Je revoie maintenant les circonstances exactes.
Nous étions arrêtés près d’une cataracte.
La souple peau des près s’ouvrit, gueule béante ;
La réverbération devint éblouissante ;
Il y avait çà et là des fleurs de digitale ;
Ma sœur et moi marchions sur un tapis nuptial.
IMAGEN: Cataratas de Saint-Pierre.
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