“La
fornicación es un pájaro lúgubre”
Abelardo
Castillo
Escucha cómo
cae la lluvia,
como si no
hubiera amor ahí
ni luz, nada
más líquido, más sonoro,
como si sólo
eso quedara,
sin amor sin
tiempo
sólo mi mano
que cierra casi todo,
tus párpados
como a un muerto,
y de a una
cada mano tuya, agua en los párpados,
yéndose de
cada mano
como se va
de una piedra o de un bosque,
sin apuro
cae,
sin malicia,
inunda lo que no debería,
escucha cómo
cae
solamente,
como si
nadie viviera ni me tocara ahora
o nunca me
tocara
salvo lluvia
como si la
fornicación fuese congoja pura,
un pájaro
lúgubre,
escucha,
escucha cómo cae
mi cabeza en
el magma de tu axila,
sin amor,
sin tiempo,
disonancia,
como si esto
o lo otro
o lo de más
allá
acabara
siendo lluvia,
algo de
placidez
o de
borrasca,
como un
náufrago que espera no la isla
sino la
nada, como si no hubiera tiempo, amor,
y un pájaro
lúgubre gritara la desesperación del mundo
lluvia sobre
un techo de zinc,
y fuera eso,
lluvia que
cae sobre un techo de zinc,
el mundo sin
necesidad,
como un
pájaro que pierde el vuelo y cae
extenuado,
apenado de sí mismo,
sostuvo el
cielo allá arriba
entre las
alas, y ahora, no pienses,
escucha,
no, así no,
por qué así,
escucha cómo
cae la lluvia.
Del libro: En el brillo de uno en el vidrio de
uno, 2000
Tomado del
Dossier dedicado a Irene Gruss, en el blog Op.Cit.:
Los días de Irene, del 11.02.2019).
IMAGEN: Pájaro mecánico.
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