viernes, 28 de agosto de 2020

UNA NOTA ESTRIDENTE (1968-1972)


























ESTA BELLEZA CON QUE EL CIELO Y EL MAR HACEN HORRORES

Esta belleza con que el cielo y el mar hacen horrores
a la caída del sol envuelto en su espectáculo,
en realidad irreprochable.
Esto que es como el fin de todos los siglos: la belleza
—y yo me aflojo en su honor el nudo de la corbata-
viene a poner en el corazón música de ésa, sublime.
No, un silencio rayano en el gran poema
un disco rayado
que por iguales partes es dolor y es somnífero.


UNA NOTA ESTRIDENTE

La primavera se esfuerza por reiterar sus encantos como si nada hubiera sucedido
desde la última vez que los inventariaste
en el lenguaje de la juventud, retoñado de arcaísmos,
cuando la poesía era aún, en la vieja casa del idioma, una maestra de escuela.
Y no hay cómo expulsar a los gorriones
de las ruinas del templo en que el sueño enjaulado,
león de circo pobre que atormentan las moscas
se da vueltas y vueltas rumiándose a sí mismo:
extranjero en los suburbios de Nápoles, arrojado allí por una ola de equívocos.
A esos cantos miserables debieras adaptar
estas palabras en que oscila tu historia
entre el silencio justo o el abundar en ellas
al modo de los pájaros: una nota estridente,
una sola: estoy vivo.
   
(De la Antología poética:
“Sólo sé que seremos destruidos”,
compilada por José Villa,
Ed. Gog y Magog, 2019)

Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1929-1988)




IMAGEN: "El último viaje", pintura de Turner.





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