detrás de
los cuadros de la sala
siempre hay una cloaca
entre las piedras del patio
debajo de la santa Rita
detrás de los cuadros de la sala
de los almohadones de pana
tan profunda puede estar
que no la ven los retratos familiares
la virgen de cristal
la cama y su cobertor de plumas
pero socava
socava
y en un instante podés estar hundido en
ella
y desaparecer
así de simple
este inmenso cubo repleto de silencio
mi madre me espera a desayunar
pregunta cómo dormí
mira por el ventanal
habla del tiempo
si lloverá mañana si hoy hace calor
entre nosotras
este inmenso cubo repleto de silencio
crece
es tan sólido
que ya no nos vemos
sustancia espesa
brea que se adhiere a los costados
quizá
solo dos palabras
hubiesen impedido esta densidad
una mirilla que se fuera agrandando
dos palabras y la oscuridad que repta por el cubo
comenzaría a derrumbarse
tan solo eso
palabras sin destino
un molino en la llanura
es una imagen solitaria rodeada por el trigo
las espigas se extienden hasta el horizonte
y el molino chilla
le hubiese gustado venir
pero no la traje
no puedo soportar tantas palabras iguales
palabras sin destino posible
pesadas
frías
imprecisas
dichas en un tono medio
sin ninguna pasión
solo para cortar el aire
y que el silencio no logre paralizar el corazón
se expanden y contraen
el portarretrato de plata
preside el centro de la cómoda
sus volutas se expanden y
contraen
alrededor de la figura de papá
se lo ve en cuclillas /
taciturno
mira de costado
quizá un pájaro
un destello / la nada
la mirada de papá cae
sobre el precipicio verde de la llanura
como un ciclón amortiguado
lleva camisa blanca
y reloj demasiado grande en la
muñeca
no sé por qué no sonríe
no sé por qué no aprovecha el
poco tiempo que vivirá
se empeña en sacar gajitos
verdes
entramos al monte montados a
caballo
nos reímos
queremos ocultar el miedo
las lianas nos rozan la cara
como babas de anguilas
papá abre el camino con sus
brazos
crujen las ramas bajo las
herraduras
desafiantes
nos reímos
tocamos las tacuaras
el corazón se revuelve mientras
avanzamos
no es una secuencia predecible
queremos encontrar el ojo de
agua
donde habita el flamenco
el caballo transpira / su olor
agrio empapa nuestras piernas
papá se detiene
en el claro las iguanas reptan
bajo el sol
estamos perdidos
una planicie blanca
salitrosa
en donde nada crece
y aun así
la fuerza de la vida / obstinada
se empeña en sacar gajitos
verdes
casi imperceptibles
el eclipse de sol
vamos por el camino de tierra
hacia el norte
bajamos la ventanilla
la polvareda abraza
mis hermanos chillan
papá dice, estamos cerca
el eclipse de sol hace cantar
los gallos
enmudecer los pájaros
todo se trastorna
cambia de rumbo
al igual que la vida
cuando él
dejó de estar entre nosotros
(Del libro:
Eclipses familiares, Tafalla,
2019)
entre las piedras del patio
debajo de la santa Rita
detrás de los cuadros de la sala
de los almohadones de pana
tan profunda puede estar
que no la ven los retratos familiares
la virgen de cristal
la cama y su cobertor de plumas
pero socava
socava
y en un instante podés estar hundido en ella
y desaparecer
Patricia Severín
Patricia Severín (Rafaela, 1955) es una escritora y editora argentina. Aunque nació en Rafaela (pampa gringa), vivió muchos años en Reconquista, al norte de la provincia de Santa Fe. Actualmente reside en su ciudad capital. Trabajó como productora agropecuaria en zonas rurales al noroeste de su provincia mientras estudiaba el profesorado de Castellano Literatura y Latín. No ejerció la docencia sino que se dedicó a su labor de escritora y, desde el 2012, al trabajo full time de su editorial, Palabrava. La misma fue creada junto a las escritoras Alicia Barberis y Graciela Prieto Rey. En la actualidad es la directora de este proyecto. El objetivo de la editorial es que la literatura, en particular la del nordeste argentino, se difunda por el mundo.
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