TENDRÍA QUE HABER OTRA NATURALEZA
1
Ese caballo fracturado en el medio del campo, rodeado de otros caballos que
perciben la imposibilidad de movimiento, pero no pueden hacer nada.
2
Un árbol que de tan grande no permite ver qué hay detrás. Una imaginación
demasiado poderosa.
3
Alguien que me consuele todo el tiempo, por lo que pasó, por lo que pudo pasar
y por lo que va a pasar. Que me sostenga, lo más literalmente posible.
4
Un animal doméstico muy enojado me mostró los dientes, no le había hecho nada.
Menos mal que no tengo cuatro años y sé, dentro de todo, separar las cosas.
5
El último paseo familiar, con la familia ya quebrada, una mancha enorme, en
todo lo que implique algo de cariño.
6
Un puente que separa lo mejor de la vida de lo peor. Cruzarlo sin sentir nada.
Una anestesia generalizada en cada vena.
7
El caballo ya no puede arrastrarse, está tranquilo, los otros caballos no comen
y fingen dormir.
8
Una madre a veces, una madre a veces, una madre a veces.
9
La casa en obra. El baño y la cocina sin artefactos, sin pisos. Dos agujeros
grises. Hay personas que no nacimos para ver el proceso de las cosas.
10
La nostalgia puede ser eso que no sabías que necesitabas. También el monstruo
del lago Ness.
11
Un cajón que no se abre es un cajón que no se abre. El resto corre por mi
cuenta.
12
Van a tirar la casa abajo Van a tirar la casa abajo Van a tirar la casa abajo.
Nosotros quedamos.
13
Adonde estaba la casa va a haber un edificio con muchos departamentos
chiquitos. Mucha gente que no va a tener nada que ver entre sí. Como una
familia disfuncional.
14
Cuando algo importante se cae, se vuelve a caer todo lo importante que se cayó
en el pasado.
****
Debería
irme a dormir, pero me desilusioné mucho con los duraznos hermosos que compré
hoy a la mañana a la salida del médico nuevo. Pensé que serían jugosos y
riquísimos, pero no, son opacos y secos. No voy a comparar esto con mi vida. A
veces no hace falta.
Pienso en
los duraznos, ya sé que una desilusión tan tonta no tendría que ponerme así. El
tema es que tengo un pasado.
Todo el
día pensando en los duraznos, dejándolos para más tarde, haciéndome desear para
nada. No los voy a tirar. Los voy a dejar en la heladera hasta que se pudran.»
2º ed.Caleta Olivia, 2021)
Clara Muschietti
Clara Maschietti
nació en 1978
en Buenos Aires. Es fotografa
y poeta. Publicó
los libros de poemas La campeona de nado (ganador de la
convocatoria anual de la editorial ¡ROJO, 2007), Karateka (El fin de la
noche, 2010; segunda edición: Nebliplateada 2020) y No sé qué creiste (Ediciones
Aguadulce, Puerto Rico, 2016). Participó, entre otras, en las antologías Poetas
argentinas 1968-1980 (compilada por Andi Nachon, Ediciones del Dock, 2008),
Un libro oscuro (compilado por Florencia Castellano, Bajo la luna,
2012), Penúltimos. 33 poetas de Argentina 1965-1985 (compilado por
Ezequiel Zaidenwerg, UNAM, México, 2014), Felina, antología para gatos (compilada por
David Caleb Acevedo y
Cindy Jiménez Vera, La tuerca, Puerto Rico, 2015) y Atlas de la poesía argentina (edición de Eugenia Straccali y Bruno Crisorio, Edulp, 2017). Desde 2009 dicta talleres de poesía. El Fondo Nacional
de las Artes le otorgó una beca a la creación en el área de letras en 2013.
Participó del "Encuentro de Jóvenes Escritores de América Latina y
el Caribe", en el marco de la Feria del libro de La Habana 2014. En 2015
el Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias le otorgó un
subsidio a la creación para publicar la primera edición de Podría llevar
cierto tiempo (Bajo la luna, 2015).
IMAGEN: Clara Muschietti en Twitter
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