46
No esperaba
volver a encontrarte
Me da escalofríos
saber que soy yo
quien te convoca.
47
No solo las palabras
pueden llamar a silencio.
También fue esencia,
la bisagra que rige
los vaivenes y la mirada.
48
Si no te renovás conmigo
me congelo.
Y si te congelás conmigo
me renuevo.
49
Necesito ocultarte.
No a vos
sino a las cosas de vos.
50
Tu desconcierto
no me asombra
te sugiero
que no me acompañes.
Es difícil volver
y es difícil quedarse
51
Aunque no te toque
necesito verle
que estés
disimula la frecuencia
del olvido.
52
Algo raro pasa
para que estemos unidos
necesito dividirme.
53
Te escucho,
una palabra aquí
otra allá,
vas completando el espacio.
Confío
confío
en la gracia del silencio.
54
Duele tanto la duda
que preferís seguir el juego
aparentar confianza
y evitar la pregunta.
55
Con vos
bajo el sol
que tanto ansiabas
descubrí
lo necesario
que es
no necesitarnos.
56
Busco tu rostro
reviso cada hora
y a cada pasajero.
No espero verte
solo no añorarte
57
No me asustan
tus insultos
sé que deseás
lo que conservo
pese a los años de espanto.
Y eso, no se perdona.
58
De todo
lo que decís
un día no habrá nada,
me inquieta lo que esconden
las semillas de tus palabras.
59
Son pequeños gestos,
casi nada
sólo que no me engañas.
Le tenés miedo
al mundo sumergido,
que nunca acabará
porque nunca ha comenzado.
61
Lo que ves
no es lo que soy.
Para verme
debés dejar caer,
toda opinión.
61
No huyas con tus pies
huyen tus palabras
tus labios
tus ojos.
Tus pies están junto a mí.
62
Pensá tranquilo
tus ideas más mezquinas.
El viento todo lo vuela.
63
No dudes en caminar conmigo
mis pasos son lentos
y es cierto
que estoy sumergido
pero tengo sorpresas para vos
64
Prefiero mirarte
cara a cara
sin develar mi existencia
En días de desamparo
las palabras
parecen mascaradas.
65
Te escucho
pero estás ausente.
Quizás sólo seas
cronista de mis sueños.
66
Si de verdad lo intentas
seré tu carnada.
Si las cenizas vencen
voy a seguir esperando.
67
No necesito tu cuerpo
sólo quiero tu cerebro
indispensable
para cada mañana.
68
Si no te soltás
y perdés el control
aunque te escuche
no puedo creerte.
69
No tengas miedo
sos como debés ser.
Sólo te falta
ese hambre
aquel que condimenta
todas las hazañas.
70
Tu cuerpo
y mi cuerpo
no se conocen.
Es como volver
al mismo río
antes del amanecer.
71
Mientras
robás mi tiempo
yo alimento
mi espacio íntimo.
ese lugar sereno
que está vedado a los infieles.
72
Quiero
que me sueltes
que dejes de hablarme
salir del dominio de tu garganta.
Preveo el final
te dejo decir
fingiendo escucharte.
Jorge Santkovsky (Buenos Aires, Bahía Blanca, 1957)
No hay comentarios:
Publicar un comentario