2
El colectivo se hunde en el túnel
y mi mente se dispersa.
Al subir, el sol
me ciega.
Algo había resuelto
unas horas antes.
Estaba seguro
de poder recordarlo,
4
La ciudad se desdibuja
en ambigüedades de una época
cercana: obispos y dictadores,
algunos
destinos personales
perdidos en la hipocresía.
La prosa es fluida y prolija.
Los capítulos son cortos.
La luz del alba
se extiende por las paredes
de mi casa.
Me propongo no dormir
hasta que en la historia
aparezca el amor.
6
Bajo del subte
con la mente aturdida
por los mismos
pensamientos de siempre.
Subo a la calle
por una escalera
que no había usado nunca.
8
Hacía mucho tiempo
que no pisaba las calles
de este lugar.
Aquí viví.
Aquí creí que empezaba
para mí un futuro distinto.
Las cuadras, los árboles,
la gente: todo me es ahora
tan propio como ajeno.
Camino por este barrio sin saber
si me afirma o me desmiente.
9
La música es mi sueño
de un largo porvenir.
18
Pensé en vos
un rato por la tarde,
ayer.
A la noche soñé
que hacíamos el amor
de pie,
en los fondos
de una librería.
Ahora escribo
estas líneas
para que te lleguen
más tarde,
o no.
27
Si hablo me hundo.
Si callo me asfixio.
38
Fue una lluvia intensa
e inesperada
que se desató
cuando se ponía la tarde.
Duró lo que una canción,
y el cielo se llenó de pájaros
que volaron desordenados
en todas las direcciones.
Tardé en encontrar
mi largavista.
Quería comprender
si los pájaros
volaban tan alto
o eran sólo
aves demasiado pequeñas.
40
El musgo sobre la roca,
la roca debajo del agua.
El olor dulce
de los espinos.
Nada nuevo.
El dinero construye
su propio camino.
Los viejos se mueren,
los jóvenes viven.
(de: Poemas pobres,
Vox, 2011)
Ezequiel Alemian (Argentina, Benos Aires, 1968)
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