sábado, 26 de agosto de 2017

UN ARTE INVISIBLE




El poeta camina
desnudo por la calle,
pero la gente no lo ve.

El poeta va al cine,
sale de putas,
viaja en colectivo,
siempre desnudo,
pero la gente
mira para otro lado.

El poeta no tiene modo
de llamar la atención,
porque la poesía
es un arte invisible.

La poesía se escribe
sin palabras.



 PARAFRASEANDO A FERNANDO PESSOA

Todas las cartas de amor son ridículas, escribió el poeta.
Todos los poemas de amor también son ridículos.
El amor, incluso, es una cosa ridícula.
La gente mata o muere ridículamente por amor.
¿Pero quién que haya amado hasta el ridículo
no vio abrirse a su paso las aguas del Mar Rojo?



 TE PROPONGO ACOSTARNOS...

en el cuarto de baño,
en la cocina,
frente al espejo del ropero,
en las calles con autos
y transeúntes,
al pie de las estatuas,
sobre la tumba de los dictadores,
en las salas de cines y teatros,
en las cabinas telefónicas,
en los quirófanos,
donde haya un jergón,
un camastro,
una cucheta,
en 7 y 50,
en Nueva Delhi,
bajo la luna de Arequipa,
con la fogosidad de un cíclope,
imitando el aullido de los lobos,
disfrazados de súcubo
o de sierpe,
ya sin el peso de la culpa,
de mañana, de tarde,
a medianoche,
en plena madrugada,
con el primer albor...
y esperar abrazados
el abrazo imposible de la muerte.



 GENTE DE LETRAS

Sálvame, Señor, de los poetas,
de los críticos literarios,
de los académicos de la lengua,
de los profesores de Lengua y Literatura,
de los ilustres literatos,
de los escribidores...
Y, sobre todo, de mí mismo,
sálvame, Señor.



 A DESPECHO DE LAS BUENAS COSTUMBRES

A despecho de las buenas costumbres,
“mierda” es una de nuestras voces más usadas.
Los espectadores salen furiosos del cine
porque la película resultó una “mierda”.
La esposa manda a la “mierda” al marido
y se marcha con su amante.
Y hasta los poetas, puestos a opinar,
tachan de “mierda” la poesía de sus pares.
Se dirá que los tiempos que corren carecen de lirismo.
Es cierto, ¿pero cómo hablar o escribir con palabras
que no coincidan con la realidad?




César Cantoni



 César Cantoni nació en La Plata en 1951. Su obra poética publicada incluye los siguientes libros: Confluencias, 1978; Los días habitados, 1982;  Linaje humano, 1984; La experiencia concreta, 1990; Continuidad de la noche, 1993; Cuaderno defin de siglo, 1996; Triunfo de lo real, 2001; La salud de los condenados, 2004; Diario de paso, 2008; El fin ya tuvo lugar (2012). Publicó, además, la plaqueta Irlanda, 1998, y los cuadernillos Intemperie y otros poemas, 2006, y Latencia: poesía y dictadura, 2013. Figura en antologías poéticas argentinas e hispanoamericanas. Algunos de sus poemas fueron traducidos al inglés, francés, italiano, portugués, catalán, griego y ruso. Administra el blog de poesía platense: (www.lospoetasnovanalcielo.blogspot.com.ar). Reside en su ciudad natal. 
Los poemas seleccionados pertenecen al libro UN ARTE INVISIBLE (Ed. Libros de la talita dorada, 2016), enviado gentilmente por su autor en libro de papel. 



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