LA CAFETERA ITALIANA
Mientras espero que suba el café
Pienso en la cafetera, ahí, sobre la hornalla:
Hace unos años se la dimos
De regalo a mis padres, y es posible
Que dentro de unos años los sobrevivirá.
Plateada y negra, hecha en Ferrara,
Todos los días sabe de sus manos
Y un día ha de pasar a otras manos
Como llegó a las nuestras
En una compraventa.
Aquí está, servicial, práctica, hermosa,
Ayudando a vivir cada jornada,
Un objeto, no mas, entre los otros
Objetos de la casa. Sólo habla
Ahora cuando asciende el café a borbotones:
Apago el gas, en cada taza
Vierto el líquido oscuro,
Luego también apago la luz de la cocina,
Y allí queda, en su paz, la cafetera
Enfriándose de a poco en la penumbra,
Mientras en las ventanas continúan
La noche, el viento, las constelaciones...
LAS FLORES DEL BALDÍO
A Irene
De flores del baldío
Que ahora, en una copa cristalina,
Aroman en el centro de este cuarto
Donde las horas pasan en silencio.
Hija mía, yo sé que ya conoces
Qué es el dolor, este dolor
Sin causa, sin sentido,
Sé que sufres también en tu silencio.
En esta noche, en que muy bien podría
Sin pena por mí mismo desprenderme
De mí, como se ahuyenta con la mano
A una mosca que ronda por la frente,
La ternura irisada de tu ramo
Me ha traído una gota de sosiego.
Acuérdate algún día de las llores
Que a tu padre le dieron la alegría
De saberse querido: sólo vale
Haber dado a otro ser esa rara certeza.
EL VIAJE
Aquel fue el último viaje
Feliz que hicimos los cinco.
Fue al norte de la provincia,
Tierra seca, viento, frío
Y hoteles desvencijados.
Veo las fotografías
Donde los niños sonríen
Y vos, tan bella, me abrazas.
Han pasado varios años
Y vuelvo a ver los lugares
-Tulumba, Ischilín, la casa
De Fader, la de Lugones,
Las cruces en la Barranca-,
Caras, ojos y sonrisas
Como si fueran estelas
Grabadas sobre una lastra.
RECOLECCIÓN NOCTURNA
El ruido de los frenos en la noche,
Los gritos de los hombres, el crujido
De vidrios que se rompen, algún coche
Que toca la bocina, y el sonido
De las botas que corren en la escarcha;
La máquina que zumba y que rechina,
La voz que dice "¡Vamos!", una marcha
Y el camión ya se pierde por la esquina.
Es la hora en que pasan por aquí
A buscar la basura. Son las dos,
Y ahora hay silencio y luna y soledad.
Yo pienso en otra calle en la ciudad
Donde aún no han llegado. Pienso en vos
Y en la casa, la nuestra, en que viví.
Pablo Anadón
Pablo Anadón. Poeta argentino; nació en Villa Dolores (Córdoba), el 29 de junio de 1963. Ha publicado, en poesía: Poemas (Colmegna, Santa Fe, 1979); Estaciones del árbol / Stagioni dell’albero (Il Nuevo, Vecchio Stil, Córdoba, 1990, traducción al italiano de Oreste Macrì); Cuaderno florentino y otros poemas italianos (Università degli Studi della Calabria, Rende, Italia, 1994); Lo que trae y lleva el mar – Poesía 1978-2003 (Rubbettino, Soveria Mannelli, Italia, 1994); La mesa de café y otros poemas (AMG Editor, Logroño, España, 2004) y El trabajo de las horas – Poesía 1994-2004 (Ediciones del Copista, Col. “Fénix”, Córdoba, 2006) y Estudios de la luz (Editorial Pre-textos, 2010). Es autor de las antologías críticas Poetesse argentine (Plural Poesia, Acquaviva Picena, Italia, 1994), El astro disperso. Últimas transformaciones de la poesía en Italia. 1971-2001 (Ediciones del Copista, Col. “Fénix”, 2001 y Señales de la nueva poesía argentina (Llibros del Pexe, Oviedo, España, 2004). Ha publicado traducciones de Dante Alighieri, Giuseppe Ungaretti (El Dolor, Alción,1994, en colaboración con Esteban Nicotra), Vittorio Sereni, Alfonso Gatto, Mario Luzi, Giorgio Caproni, Wallace Stevens, W. S. Merwin, etc. Vivió entre 1987 y 1994 en Italia, donde fue becario en la Universidad de Florencia y docente en la Universidad de Cosenza. Doctor en Letras por la Universidad Nacional de Córdoba, vive actualmente en Alta Gracia y trabaja como profesor de Literatura Argentina y de Literatura Hispanoamericana en la enseñanza universitaria. Ha fundado y dirige desde 1997 la revista de poesía y crítica Fénix y la colección de libros del mismo nombre.
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