sábado, 31 de julio de 2010

Escribir...





Escribir, decidirse a escribir un poema, un poema a lo largo de días, cualidad, pacto, ha de parecerse a la antigua posibilidad curativa -curativa a fuerza de narrativa- de los almanaques de nuestra Infancia, leerlos en voz alta podía salvarnos del más temible de los males, la descreencia.

Rugosidad de la lengua —lengua arribando a dialecto por necesidades de belleza—, a punto de recoger como el agua dulce de la lluvia las tinas de la galería, los versos de un poema, combinaciones ¡cuánto tiempo, silencio entre verso y verso!, palabras que se yerguen en el punto de mayor hondura de una tierra entrerriana, ustedes, tinas, se iban llenando lentamente de la noche, grávidas de la lluvia que rendía pastizales, lluvia con estas palabras dentro.

A esas horas en que tu silencio aprieta, te lleva de la mano como al niño perdido.


(de: Apuntes para
una reencarnación)
Arnaldo Calveyra (Argentina, Entre Rios, Mansilla, 1929-París, 2015)








viernes, 30 de julio de 2010

LIEJA, MEDIANOCHE





















De todas las luces que bebe el manso río,
una sola habré de recordar.
(En las colinas
se esparce una ciudad de diminutos prismas)
Pronto estaré lejos, aunque aún lo ignore,
y el hombre que duerme a mi costado
también ha de pasar
como las aguas verdes
de luz
bajo los puentes.



(de: Hijas del mar)

Celia Fontán

(De: Las 40 - Poetas Santafesinas 1922-1981,
Concepción Bertone, compiladora,
Ecic. UNL, 2008)




Celia Fontán. Poeta argentina. Nació en Rosario, en 1946. Coordina Talleres de Escritura en la “ Casa de la Poesía” ( Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario). Formó parte, desde sus inicios en 1993 y hasta 1998 de la Comisión Organizadora del Festival Internacional de Poesía de Rosario. Colabora en diarios y revistas literarias del país y del exterior. Ha publicado: Ha crecido el césped (1974), Los árboles rebeldes (1975), De cruces y señales (1976), Hijas del mar, Premio Edición de la Fundación ARCIEN (Santa Fe,1981), Los habitantes de Valdrada, Premio Municipal “Manuel Musto” (Rosario, 1989) y Restos del navío (1995).


IMAGEN: Ciudad de Lieja (Bélgica)

jueves, 29 de julio de 2010

Azar

















A veces la vida se preserva.
El azar brilla en cada esquina
sólo una mirada muy clara
quizás
descubra las claves.

Es necesario haber sentido
la falta de piso
y no decaer.

Una flor se marchita, claro,
un pétalo vuela
nadie se atreve con él.

Entre todas las vidas
hay muchas que parecen nimias.
Pero hay una elegida
es esta.

(De: Revelaciones,
Huesos de Jibia, 2010)


Jorge Santkovsky (Bahía Blanca, Provincia de Bs.As., 1957)





miércoles, 28 de julio de 2010

Una lejana conversación




In memoriam Carlos Mastronardi

El arúspice del río Gualeguay
me dijo no hay objetos en sus poemas,
ninguna alusión al mundo visible.

(Durante años, cada vez
que sus auras dominantes se insinuaban
en la vecindad del poema,
temía por ese peso excesivo. Palabras
como plátanos, convoy o piernas
se sometían, precipitándose
hacia sustituciones y descarnaduras
que no ensombrecieran el fluir
del alma, su destello).

Cierto y no cierto, dije. En el comienzo,
lo que venía incrustado en las palabras
era real.

Pero también eran gemas
de ambiguo fulgor en la garganta.

Quizás por servir a un amo aún difuso
errantes naturalezas las regían:
en parte conductores eficientes,
en parte chispas aventadas,
golpes casuales sobre el fuego.

(de Centón,
Ed. del Copista, 1997)


Rodolfo Godino (Argentina, Córdoba, 1936)


martes, 27 de julio de 2010

HOMENAJE








































mi abuelo aseguraba con vehemencia
(el viejo era español)
que haría parir sus parras de jerez
y tendría vino de uvas

lo recuerdo muy bien removiendo la tierra
limpiando el tronco a cualquier hora
el ojo acuoso y lánguido observando

era un iluso y los parrales
sin embargo crecieron
el viento los hacía respirar
como un pecho

pero la parra de jerez no paría

blancos y negros la abonaron
jamás los perros mearon en su tronco
mi abuelo parecía un puñetero conquistador
gritaba sus instrucciones
como desde la borda del santamaría
entonces la casa era una nave
una hoja nueva o una flor
eran como cuando aparece un pájaro

pero la parra de jerez no paría

yo he visto luchar a hombres
yo he visto cómo salta la chispa del pico en la
cantera
sin taladrar la piedra
mi abuelo era ese pico
la parra era esa piedra

veinte años después
nada tiene de raro que un nieto rencoroso
escriba este homenaje no al abuelo
sino a la parra desobediente
que el terco viejo isleño no logró hacer parir



Heberto Padilla



Heberto Padilla. Poeta cubano. Nació en Puerta del Golpe, Pinar del Río, Cuba (1932), y murió en Alabama, Estados Unidos (2000). Cursó en su provincia natal la primera y segunda enseñanza; periodismo en La Habana; humanidades y lenguas en diversas universidades extranjeras. Dominaba el francés, el inglés, el alemán, el ruso, el italiano y el griego. Trabajó como profe­sor de inglés y comentarista radial en Miami (1956-1959). Pasó en 1959 a Nueva York para trabajar como profesor y traductor de las Escuelas Berlitz. A requerimientos de sus amigos y compañeros intelectuales, regresó a Cuba ese mismo año. Actuó como corresponsal de Prensa Latina en Londres y del periódico Pravda de Moscú, colaborando además en el órgano oficial de la UNEAC y la revista Unión. También ocupó el cargo de director de CUBARTIMPEX, organismo encargado de seleccionar libros extranjeros, y trabajó para el Departamento de Extensión de la Universidad de La Habana. Su libro Fuera del Juego obtuvo el premio «Julián del Casal», concurso de UNEAC de 1968. Es autor, también, de Las rosas audaces (1949), El justo tiempo humano (1962), Provocaciones (1973), El hombre junto al mar (1981), Un puente, una casa de piedra (1998). También escribió dos novelas, El buscavidas (1963) y En mi jardín pastan los héroes, (1986) y un ensayo autobiográfico, La mala memoria (1989).




NOTA














Para los cazadores de lo maravilloso tengo muy pocas cosas
que dar. Yo no poseo magias. No envidio a los que
tienen una magia.
Tampoco me interesan los cristales cifrados
donde se transparenta el himno sucesivo que me plagian o plagio.
Me queda ese Brancusi de la pared manchada,
palabras que acuden cuando hablo,
neutras y desprovistas de ilusión.
Centellean no porque yo las pula con trapos de metal,
las encuentro a la diabla, entre las calles, tontas alegres como niños.



Heberto Padilla (Cuba, Puerta del Golpe, Pinar del Río, 1932- E.E.U.U., Alabama, 2000)


IMAGEN: Nude (1912), pintura de Brancusi.

LA ALEGRÍA ABRE TAMBIÉN LOS OJOS EN LA NEGRURA




La alegría abre también los ojos en la negrura

y despliega su mapa deslumbrante
Donde está tu camino
Y se planta a tu lado
Y te arranca los ojos de suicida
Es como un ramalazo que cae sobre tus hombros
Y al volver la cabeza para mirar
descubres que aun es posible el día
La gran transformadora de los labios gruñones
Y del hollín desesperado de los enclenques
Que siempre tiene los mismos ojos
Y la misma cara
Y te busca en el fondo del espejo
Y sólo espera que le tiendas la mano.



Heberto Padilla (Cuba, Puerta del Golpe, Pinar del Río, 1932- E.E.U.U., Alabama, 2000)


lunes, 26 de julio de 2010

DENTRO DE LA BALLENA





















Intenté hacerme cargo de mis propios asuntos
pero en algún lugar sobre la línea
algo atrapó mi atención y me
tragaron vivo.

No hubo nada que pensar: es una ballena.
Miras alrededor, y, bueno,
como si hubiera estado encerrado dentro
Bueno, he estado deseando algo de tiempo
para en una carta a la esposa
ordenar mis notas de viaje:

"Dentro de la ballena todo está insoportablemente
encerrado".
Olvida lo anterior. "¡Imagina el tipo de hoyo en que estoy!
Lo que me trajo aquí
fue el miedo a los espacios abiertos".


Mikhail Aizenberg

(Traducción del inglés: José Luis Bobadilla)


el poeta y su trabajo- Nº34,
México, Otoño 2009


INSIDE THE WHALE

I try to mind my own business
but somewhere along the line
it's come to my attention I've
been swallowed alive.

No need, to think: this is a whale.
Look around, and, well,
as if I've locked myself in
Well, I've been wanting a bil of leisure
to organize my travel notes
into a letter to the wife:

"It's unbearably stuffy
inside a whale."
Strike that. "Imagine, the hole this place is!
Whal brought me here was
a fear of open spaces."


ВНУТРИ КИТА
Стараюсь думать о своем,
но между прочим
я понимаю, что живьем
когда-то был проглочен.

Не надо думать: это кит.
Ну, сяелай вид,
что просто заперся
Ну, захотелось в тишине
составить из попутных записей
письмо жене:

«Одолевает духота
внутри кита».
Зачеркнуто- «Представьте, я в пещере!
А привела меня сюда
боязнь открытых помещений».




Mikhail Aizenberg. Poeta y ensayista ruso nacido en Moscú, en 1948. Se graduó en el Instituto de Arquitectura de Moscú y trabajó como arquitecto y restaurador. Ninguna de sus obras fueron publicadas durante el período soviético. En la Rusia postsoviética ha publicado cinco libros de poesía y dos libros de ensayos sobre la poesía rusa contemporánea. Aizenberg enseñó en la Escuela de Arte También supervisó la poesía OGIF serie de libros - uno de los principales proyectos de la publicación de la poesía durante el periodo 1990-2000. Escribió artículos sobre las figuras clave de la poesía rusa en la segunda mitad del siglo XX (Joseph Brodsky, Vsevolod Nekrasov, y Haritonov Evgeniy), notables por la precisión de su análisis y la amplitud de su comprensión cultural.



Un atardecer...-















Un atardecer de verano. Su impronta dorada

desborda el verde antes de que sea negro.
Todo es igual, mucho requiere explicación.
Mira, ¿por qué fumar más de lo que puedes?
Luego de pasear por el lago, ¿qué oprime el corazón?
Mucho se plantea sutilmente. No se resuelve en realidad.

Mas apóyate contra el abedul.
Abraza al pino.
Una rosa sigue siendo una rosa. Una nube se sumerge en el lago.
Sacaré mi navaja,
rajaré el pino
o el abedul.



Mikhail Aizenberg (U.R.S.S., Moscú, 1948)-

(Traducción del inglés: José Luis Bobadilla)

el poeta y su trabajo- Nº34,
México, Otoño 2009


A summer sunset. Its golden imprint
exceeds the green before it goes black.
Il the same, much requires explanation.
Look, why smoke more than you can?
Afier a stroll to the lake, what oppresses the heart?
Much is posed subtly. And not really answered.

But lean against a birch.
Embrace a pine.
A rose is still a rose. A cloud drowns in the lake.
I'll take out a penknife
and slash the pine
or the birch


Летний закат. Золотое его тиснение
перекрывает зелень и проявляет чернь.
Все-таки многое требует объяснения.
Вот курить через силу, спрашивзется, зачем?
После прогулки к озеру сердце зачем печалится?
Многое тонко спрашивается. Толком не отвечается.

Но прислонись к березе.
Но обними сосну.
Роза еще как роза. Облако тонет в озере.
По сосне
по березе ли



IMAGEN: Tronco de abedul blanco.




domingo, 25 de julio de 2010

MATAR A UN NIÑO











Es un día suave y el sol esta oblicuo sobre la llanura. Pronto sonarán las campanas, porque es domingo. Entre dos campos de centeno, dos jóvenes han hallado una senda por la que nunca fueron antes, y en los 3 pueblos de la planicie resplandecen los vidrios de las ventanas. Algunos hombres se afeitan frente a los espejos en las mesas de las cocinas, las mujeres cortan pan para el café, canturreando, y los niños están sentados en el suelo y abrochan sus blusas. Es la mañana feliz de un día desgraciado, porque este día un niño será muerto, en el tercer pueblo, por un hombre feliz. Todavía el niño está sentado en el suelo y abrocha su camisa, y el hombre que se afeita dice que hoy harán un paseo en bote por el riachuelo, y la mujer canturrea y coloca el pan, recién cortado, en un plato azul. Ninguna sombra atraviesa la cocina, y, sin embargo, el hombre que matará al niño está al lado de la bomba de bencina roja, en el primer pueblo. Es un hombre feliz que mira en una cámara, y en el cristal ve un pequeño carro azul, y a su lado a una muchacha que ríe. Mientras la muchacha ríe y el hombre toma la hermosa fotografía, el vendedor de bencina ajusta la tapa del tanque y asegura que tendrán un bonito día. La muchacha se sienta en el carro, y el hombre que matará al niño saca su billetera del bolsillo y comenta que viajarán hasta el mar, y en el mar pedirán prestado un bote y remarán lejos, muy lejos. A través de los vidrios bajados, oye la muchacha, en el asiento delantero, lo que él habla; ella cierra los ojos, ve el mar y al hombre junto a sí en el bote. No es ningún hombre malo, es alegre y feliz, y antes de entrar en el carro se detiene un instante frente al radiador que centellea al sol, y se goza del brillo y del olor de bencina y de ciruelo silvestre. No cae ninguna sombra sobre el carro, y el refulgente parachoques no tiene ninguna abolladura y no está rojo de sangre.
Pero, al mismo tiempo que, en el primer pueblo, el hombre cierra la puerta izquierda del carro y tira el botón de arranque, en el tercer pueblo, la mujer abre su alacena, en la cocina, y no encuentra el azúcar. El niño, que ha abrochado su camisa y que ha amarrado los cordones de sus zapatos, está de rodillas en el sofá y contempla el riachuelo que serpentea entre los alisos, y el negro bote que está medio varado sobre el pasto. El hombre que perderá a su hijo está recién afeitado y, en ese momento, pliega el soporte del espejo. En la mesa, las tazas de café, el pan, la crema y las moscas. Sólo el azúcar falta, y la madre ordena a su hijo que corra donde los Larsson y pida prestados algunos terrones. Y mientras el niño abre la puerta, le grita el padre que se dé prisa, porque el bote espera en la ribera. Remarán tan lejos como nunca antes remaron. Cuando el niño corre a través del jardín, en todo momento piensa en el riachuelo y en los peces que saltan, y nadie le susurra que sólo le quedan 8 minutos para vivir y que el bote permanecerá allí donde está todo el día y muchos otros días. No es lejos lo de los Larsson: únicamente cruzar el camino, y mientras el niño corre atravesándolo, el pequeño carro azul entra en el otro pueblo. Es un pueblo pequeño con pequeñas casas rojas, con gente que acaba de despertar, que está en su cocina con las tazas de café levantadas y observan al carro venir por el otro lado del seto con grandes nubes de polvo detrás de sí. Va muy rápido, y el hombre en el carro ve cómo los álamos y los postes de telégrafo, recién alquitranados, pasan como sombras grises. Sopla verano por la ventanilla. Salen velozmente del pueblo. El carro se mantiene seguro en medio del camino. Están solos todavía. Es placentero viajar completamente solos por un liso y ancho camino, y a campo abierto es mucho mejor aún. El hombre es feliz y fuerte, y en el codo derecho siente el cuerpo de su futura mujer. No es ningún hombre malo. Tiene prisa por alcanzar el mar. No sería capaz de matar a una mosca, pero sin embargo, pronto matará a un niño. Mientras avanzan hacía el tercer pueblo, cierra la muchacha otra vez los ojos y juega que no los abrirá hasta que puedan ver el mar, y al compás de los muelles tumbos del carro, sueña en lo terso que estará.
¿Por qué la vida está construida con tanta crueldad, que un minuto antes de que un hombre feliz mate a un niño, todavía es feliz y un minuto antes de que una mujer grite de horror, puede cerrar los ojos y soñar en el ancho mar, y durante el último minuto de la vida de un niño pueden sus padres estar sentados en una cocina y esperar el azúcar y hablar sobre los dientes blancos de su hijo y sobre un paseo en bote, y el niño mismo puede cerrar una verja y empezar a atravesar un camino con algunos terrones en la mano derecha envueltos en papel blanco; y durante este último minuto no ver otra cosa que un largo y brillante riachuelo con grandes peces y un ancho bote con callados remos ?
Después, todo es demasiado tarde. Después, está un carro azul al sesgo en el camino, y una mujer que grita retira la mano de la boca, y la mano sangra. Después, un hombre abre la puerta de un coche y trata de mantenerse en pie, aunque tiene un abismo de terror dentro de sí. Después hay algunos terrones de azúcar blanca desparramados absurdamente entre la sangre y la arenilla, y un niño yace inmóvil boca abajo, con la cara duramente apretada contra el camino. Después, llegan dos lívidas personas que todavía no han podido beber su café, que salen corriendo desde la verja y ven en el camino un espectáculo que jamás olvidarán.
-Porque no es verdad que el tiempo cure todas las heridas-. El tiempo no cura la herida de un niño muerto y cura muy mal el dolor de una madre que olvidó comprar azúcar y mandó a su hijo a través del camino para pedirla prestada; e igualmente, mal cura la congoja del hombre feliz, que lo mató..
Porque el que ha matado a un niño, no va al mar. El que ha matado a un Niño vuelve lentamente a casa en medio del silencio, y junto a sí lleva una mujer muda con la mano vendada; y en todos los pueblos por los que pasan ven que no hay ni una sola persona alegre. Todas las sombras son más oscuras, y cuando se separan todavía es en silencio; y el hombre que ha matado a un niño sabe que este silencio es su enemigo, y que va a tener que necesitar años de su vida para vencerlo, gritando que no fue su culpa. Pero sabe que esto es mentira, y en sus sueños de las noches deseará en cambio tener un solo minuto de su vida pasada para "hacer este solo minuto diferente".
Pero tan cruel es la vida para el que ha matado a un niño, que después todo es demasiado tarde.


Stig Dagerman

(Sin mención del traductor)

(Gentileza de Fernando Belottini)



Stig Dagerman nació el 25 de octubre de 1923 en Suecia, y murió voluntariamente el 5 de noviembre de 1954 en el mismo país escandinavo. Desde muy joven, y hasta el fin de su vida, colaboró con la prensa anarcosindicalista. También escribió novelas y dramas que le hicieron conocido como excelente escritor en Europa.




sábado, 24 de julio de 2010

NIÑO QUE NOMBRA FLORES



















Cuando las viejecillas, las comadres, se iban por el bosque,
yo era el héroe en la colina
bajo la claridad solar.

Los galgos de la muerte me temían.

Olor a hinojo silvestre,
tapanco de dulce fruta arriba entre las ramas
del ciruelo en flor.

Luego se me arroja
al terror de la infancia,
al espejo y las grasosas dagas,
el oscuro
montón de leña bajo las higueras
en la oscuridad.
Es sólo
la malicia de unas voces, el viejo horror,
nada,
padres que pelean,
algún borracho.

No sé cómo salimos adelante.
En esta mañana soleada
de mi vida adulta, observo
un durazno claro y puro
en una pintura de Georgia O'Keeffe.
Es la plenitud misma
de la luz. Un pinzón escarba entre las hojas
junto a mi puerta abierta.
Siempre lo hace.

Hace un momento me sentí tan mal
y tuve tanto frío
que apenas si me podía mover.




Robert Hass (E.E.U.U., California, 1941)


(Traducción de P. López Colomé)
CHILD NAMING FLOWERS

When old crones wandered in the woods,
I was the hero on the hill
in clear sunlight.

Death's hounds feared me.

Smell of wild fennel,
high loft of sweet fruit high in the branches
of the flowering plum.

Then I am cast down
into the terror of childhood,
into the mirror and the greasy knives,
the dark
woodpile under the fig trees
in the dark.
It is only
the malice of voices, the old horror
that is nothing, parents
quarreling, somebody
drunk.

I don't know how we survive it.
On this sunny morning
in my life as an adult, I am looking
at one clear pure peach
in a painting by Georgia O'Keeffe.
It is all the fullness that there is
in light. A towhee scratches in the leaves
outside my open door.
He always does.

A moment ago I felt so sick
and so cold
I could hardly move.



IMAGEN:  Peach, pintura de Georgia O'Keeffe






viernes, 23 de julio de 2010

EN EL JARDÍN DE LOS GERANIOS













a mis padres

el abuelo
no tiene un lugar preciso en mis poemas
constantemente
va de un sitio a otro
a veces lo dejo en una escena histórica
o lo pongo a construir un columpio
en el corazón de una hormiga
pero al rato
lo encuentro liderando algún movimiento

en cierta ocasión
lo ubiqué en un poema hermético
del cual se salió
aduciendo que era una falta de respeto

merecidamente él debería entrar en un verso
que hablara del tranvía y la cebolla
como antecedentes de la época liberal

siempre trato de colocarlo
en una zona climática del poema
donde no exista peligro para sus años
sin embargo
en un texto casi lo sepulta un alud de nieve

lo que motivó su alejamiento de la literatura
superado el disgusto
lo hice participar en una poesía
sobre el cine mudo y sus consecuencias
en el universo gastronómico de los paralíticos
pero el abuelo
como buen amante de los deportes
se aburrió
apareciendo luego en un poema romántico
donde fue imposible evitar que tuviera un hijo
además
en medio de cualquier texto
no es extraño
que el abuelo conecte la radiola
y escuche un tango de Gardel

cada día es más complicado
escribir un poema
en el cual se sienta a sus anchas
y no se fatigue
por ello hemos decidido mudarnos

al estómago de la ballena ordal
que de tarde en tarde
aparece en el jardín de los geranios.

De Agujero y Víspera, 1981
Francisco Torres Dávila

Tomado de la página: Letras y artes de Ecuador.

Francisco Torres Dávila. Poesía ecuatoriana, Quito, 1958. Formó parte del Taller de Literatura de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, que dirigió el novelista Miguel Donoso Pareja, en la década de los ochenta. Fue fundador del colectivo La pequeña lulupa, de Quito, y miembro del consejo editorial de la revista de creación literaria Eskeletra. Bibliografía: Agujero y víspera, Quito, 1981; El alka-seltzer se volvió esotérico (Quito, 1987). Posta poética (Quito, 1982) (Antología); Palabras y contrastes: antología de la nueva poesía ecuatoriana (Cuenca, 1984). La palabra perdurable (Quito, 1991). Toros en el corazón (Quito, 1998).


jueves, 22 de julio de 2010

Carta a papá





















Viejo:
Tu hijo varón se ha casado.
Pero, por favor,
no saltes,
ni me eches de la casa,
ni me digas irresponsable hijo de perra.
Sí. Ya sé:
mi edad,
mi carrera,
mi futuro.
Sin embargo,
ya lo ves.

Te contaré que mi mujer
No usa sostén,
y se pone mis camisas.
Tiene la mirada de los niños
escarbando algo que sirva
para aplacar el gruñido del hambre
dentro de los tachos de basura
y un cierto parecido
a esta vieja herida
que tú me regalaste.

Viejo:
La mujer de tu hijo
se llama Tristeza.


De Muchacho majadero, 1980.

Eduardo Morán Núñez

Tomado de la página:
Letras y artes de Ecuador


Eduardo Morán Núñez. Poeta ecuatoriano, Guayaquil, 1957.De gran aliento antilírico, inició adolescente su producción poética, militando en el grupo Sicoseo de Guayaquil junto a Fernando Nieto Cadena, Fernando Balseca y Fernando Itúrburu. Alejado del mundillo literario de su ciudad, comparte su oficio literario con su profesión de arquitecto, en especial en los trabajos de “regeneración urbana” del Municipio de Guayaquil. Bibliografía: Muchacho Majadero, 1980; No pudimos mirarla de manera distinta, Universidad Autónoma de Zacatecas, Méjico 1985; Los lugares maliciosos,1995.



miércoles, 21 de julio de 2010

Color hueso 1






















A Bruno Pino

Me gusta el color hueso.
-el único que se ha comido la lengua-
humano hasta la médula
vive sin brújula
sin nudos en los pies.

Buscando algún rincón, un hueco, alguna página
Un segmento de algo para tatuar su sombra, el artista
Halla una calavera –un cráneo seco- escupe
Una sorpresa, así como un tatuaje
Que salta desde allí para posarse luego
En el hombro derecho de los viandantes
Diciéndoles
“No corras que ya vengo”.

El batracio es poeta
Y cuando canta llueve por los alrededores.

La perra del olmo
El artista escupe un batracio en un huevito cósmico
Y dios se queda mudo. El poeta orina
Y se queda después como una diva
Tomando el sol en aquel lecho óseo.

En su hueso frontal
Hay una tuerca que canta por las noches.
Cada croac-croac es una lluvia de sílabas

Un cráneo nunca muere
Peor en Quito.

Del libro inédito, Maleta de mano

Ramiro Oviedo


(Tomado de la página
L
etras y artes de Ecuador)

Ramiro Oviedo. Profesor y escritor ecuatoriano (Chambo, 1952), ha alternado la docencia en varios colegios de Quito con la escritura. Integrante de varios talleres literarios. Vive en Francia desde 1987. Actualmente es profesor de Literatura Latinoamericana en la universidad del Litoral, en Boulogne Sur Mer. Fue incluido en la Antología esencial de la literatura ecuatoriana contemporánea. Bibliografía : Serpencicleta, 1995 ; Esquitofrenia, 2000; Escanner, 2005; Hiéroglyphe, 1997 ; Semaine Sainte,1998; Fanesca, 1999 ; La nature se méfie de la vitesse, 2001 ; Les poèmes du Colonel, 2002 ; Los poemas del coronel Buendía, 2007.- Premio Trouvères 2002 y Claude Sernet 2004.



martes, 20 de julio de 2010

SOMBRA QUIETA




















Una plancha se detuvo junto a un árbol y del suelo brotó una
lluvia de transitores.
Nosotros también nos detenemos, y a veces un poco deslumbrados
nos vamos por ahí... tambaleantes.
Pero la cosa recomienza, y siempre volvemos a ser lo que éramos.
El mobiliario se completa.
Lo que no quiere decir que la silla vuelva a llevarse bien con
la mesa.
Habrá que ver lo que es seguir... Pero que siga, que siga...
sin detenerse.
Y cuando comienza uno a abanicarse a grandes rasgos,
sin sentarse en una silla,
el suelo comienza a anegarse
y se termina por encontrar una rueda de esas en un rincón,
completamente knockout.
Momentos después la rueda recomienza
y hay viento por ahí.
Un viento que acomoda las últimas migajas
(¿por qué habrá siempre últimas, me preguntaba los días pasados
que siempre hay?)
La quiebra del pavimento,
la quiebra de los talones,
la quiebra de las agujas y de los pelos,
de las grúas y de los bancos de la plaza,
tiene que ver con los paraguas que flotan a la deriva
o con los humos que brotan interminablemente de las orejas gastadas.
Una oreja sepulta caballos.
Los cabellos sepultan caballos.
Los caballos insepultos son todos orejeros.
Las orejas se acomodan pero ya no se estacionan durante años en un rostro.
Oreja de plaza,
paraguas insepulto,
rueda demoledora...
Hubo que hacerse un lugarcito y esperar.
La conversación lateral crecía y los rostros se abordaban salvajemente.
Una almohada de cabellos.
Una almohada de caballos.
Orejas por el suelo,
rodillas en la tierra,
y todos los rinconcitos reservados para otras miradas.
Hoy me pregunto por qué de todos lados se vienen caballos
traídos de los pelos o de los cabellos.
Y el porqué de tantos andenes sin rostro definido
para colgarse de cualquier lado.
Una vez fueron tres
y no hubo palacios sino calles zancudas,
y cómo se zancudían
en cualquier sector de cabello
o de espejo incontenible.
¿Por qué contener el agua?
¿Por qué la llama acentuaba su relieve para declinar
y caer en un embudo?
Había que enroscar los cables de las miradas.
!Y pase otro más al frente!
Un frente sin perfil,
un filo iluminado para los que buscan asirse de los bordes.
Ojos vacíos, ventanas vacías y vendaval.
Hay un viejo asunto de cajones
y de muelas del viento.
Un centenar de antenas dopadas
hacen brotar sus frutos por todas partes.
Pero si hay partes no pueden ser todas para asomarse
detrás de una loma,
de debajo del agua,
detrás de una puerta
o simplemente detrás de los párpados.



Ricardo Zelarrayán (Argentina, Paraná, Entre Ríos, 1940- Buenos Aires,2010)



IMAGEN: Pintura de Tomás Espina. 



ROMANCE CON LEJANÍAS



























Me gustaría verte, ser alguno en tu pecho.
Un ámbito de música elogia tu presencia.
Serena luz y mundo pudieras darme ahora,
letras para la vida y un eco de Septiembres.

Que este verso te encuentre eligiendo una dicha
y tus manos conozcan la azucena y el río.
Juegan con tu dulzura las gentes de tu sueño,
y yo soy en tu lástima el vendaval dormido.

¿Cuáles serán los nombres que esclarecen tu boca,
cuando vuelven a tu alma las personas de sombra
y tus ojos perdonan? ¿Cómo serán las calles
por donde te adelantas a las futuras horas?

Otra vez me retienen las quietudes del Norte,
mas te encuentra el recuerdo de la ciudad porteña.
Lejano de esos días que en los días se pierden,
vuelve tu gracia triste para regir mi poema.

Ahora soy el huésped callado de tu vida,
y apenas el silencio que te influye en las tardes.
Miren tus ojos lentos un orbe de violetas,
¡oh, amorosa de muertes, mi amiga y mi coraje!


Carlos Mastronardi


Carlos Mastronardi. Poeta argentino, nacido en Gualeguay, Entre Ríos, en 1901, se formó alrededor de la vanguardia reunida alrededor de la revista Martín Fierro en la década del 20'. En vidam publicó tres libros de poesía. Tierra amanecida (1926), Conocimiento de la noche (1937) y Siete poemas (1963), dos de ensayos: Valery o la infinitud del métido (1955) y Formas de la realidad nacional (1961) y las Memorias de un Provinciano. Radicado en Buenos Aires desde la década de los treinta ejerció como redactor de "El Diario" hasta su jubilación. Falleció en 1976. EN 1982, la Academia Argentina de Letras publicó un volumen con sus poesías completas, prologado por Juan Carlos Ghiano. Es el autor de "Luz de provincia", el poema más célebre de Entre Ríos.

Más poemas, aquí.




lunes, 19 de julio de 2010

LOS TRES ÁNGULOS DE LA REALIDAD






















Uno puede hablar largamente
de los tres ángulos de la realidad
—lo que se ha visto, lo que se creyó haber visto,
y lo que se creyó que se debió haber visto— y olvidarlo.
O se puede argumentar el relativo mérito
de mirar hacia atrás, como oposición
a mirar hacia adelante o mirar con indiferencia,
y estar dispuesto a terminar en cualquier momento.
¿Y quién puede disponer de semejante tiempo?
—preguntaban cuando tenían tiempo
de preguntar; y parece que hubiera una película
que se exhibiera otra vez exitosamente
en consideración a estas preguntas.
Siempre, las más hondas preguntas están entre nosotros,
apareciendo para inquirir por nuestras vidas.
Bien, les daré las respuestas adecuadas:

"¿Cómo reconoce usted la poesía?"
—Tiene aspecto de poesía.
"¿En qué se distingue la prosa de la poesía?"
—La prosa tiene otro nombre.
"¿Por qué escribe poesía?"
—Porque me hace sentir bien.

Y generosamente reparto muestras de mi gozo.


Marvin Bell

(Traducción: R. Vargas)
THE 3 CORNERS OF REALITY

One might speak to great length
of the three corners of reality—
what was seen, what was thought
to be seen, and what was thought
ought to be seen—and forget it.
Or one might argue the relative
merits of looking back, as opposed
to looking ahead or looking in on,
and in no time be willing to end it.
Who has that kind of time to spend?
—they asked when they had the time
to ask; and it seems there was a movie
which flickered successfully
in behalf of these very questions.
Ever, the very very are among us,
appearing to ask for our lives.
Well, I give them the right answers:

'How do you recognize poetry?'
—It looks like poetry.
'How is prose different from poetry?'
—Prose goes by another name.
'Why do you write poetry?'
—Because it feels so good.

And I freely give samples of my pleasing.




Marvin Bell. Poeta estadounidense. Nació en 1937, en Brooklyn, Nueva York. Entre sus dieciseis libros de poesía se destacan El libro del hombre muerto (Canyon de cobre, 1994) y Ardor: El libro del hombre muerto, vol. 2. (Canyon de cobre, 1997). Actualmente enseña en la facultad del MFA en programa de la escritura en Universida


domingo, 18 de julio de 2010

Acelerando en la salida de la carretera
















Estos son tus cigarros, ésta es su champán,
Este es el fin del mundo este año infinito;
Trabajando aquí en la introyección,
Una manera de detener la pérdida y empezar de nuevo.

Al menos que aún estuvieras aquí, mirando sobre su hombro-
"Interfiriendo en mi espacio". Bien,
no hay nada como un poco de infierno
para hacerte saber cuán rápido te volvías más vieja.

Algunos de estos días no parecen tan reales.
Vagas con un vestido blanco por mis sueños.
El museo del cerebro se baña en la luz.
Sábanas encendidas, océano que respira acero.
Esta noche
todo es exactamente lo que parece ser.



Richard Astle (Poeta contemporáneo de San Diego -E.E.U.U.)

(Versión: Jesús Sepúlveda)

Picking Up Speed on the Offramp

These are your cigarets, this is her champagne
This is the end of the world this worthless year;
Introjection's working here,
A way to cut the loss and start again
Unless you're still here, looking over her ehoulder, looking over her shoulder
''Imperializing my spaces." Well,
There' n nothing like a little bit of hell
to let you know you're growing older.
Some of these days don't seem quite real.
You wander in a white dress through my dreams.
The brain museum bathed in light.
Sheets on fire, breathing steel.
Everything's exactly what it seems
to be tonight .


La Cascada



Más tarde me gustaría escalar

y escuchar en el valle
los sonidos de Malinalco:
campanas de escuela, una sierra eléctrica,
que rechina y raspa,
bocinas, viento en la hojalata,
la suave cacofonía de los animales
en el corral, a lo lejos por los campos.

Ahora, el aire de la villa cruje
con la canción del pájaro. Aún es temprano.
En el sucio empedrado,
la rosa y la iglesia de piedra gris
cercanas, una madre -morena
pañuelo rojo puesto
alrededor del largo pelo azabache-
me llama. Sonriendo.
Un bebé que mece en sus brazos
Pequeña nuez oscura, tal vez cinco,
que se esconde por la mitad entre los pliegues
de! vestido de su madre.
Mujer con mentón de mula.
El bebé.
El bebé en
sus brazos en
mis brazos
ahora.

Fragmentos que yo entiendo
Señora, por favor...
Cuide a la niña...
no tiene nada-

Ella está pidiéndome que
tome el bebé,
y sus palabras, que me tocan,
encuentran la cascada
que anhelan nutrir
algo joven.

Pesado, envuelto
en un chal, durmiendo.
El sol fuerte en nuestros rostros.
Muevo mi cabeza,
devuelvo el niño.
-¿Tienes hambre?
Aquí, yo tengo pan.
Los ojos de tu hija
son grandes, uvas negras
en el sol.


Kate Watson (Poeta contemporánea de San Diego -E.E.U.U.)

(Versión: Jesús Sepúlveda)



sábado, 17 de julio de 2010

Diosa erótica






















Y como si lentamente se dispersara la niebla, el higo
calmo apoyado en la terraza, rey de vacaciones
gata llena, y a él se tiende esa mano
entre las hojas entra, al fruto va.

"Y vos sos verde, fruto, y crespo
y firme te hacés y dulce, firme como mi pelo
tus semillas, sin fin te escurrís por mi garganta
toda pena suspendes"

Así en la terraza que se levanta sobre el mundo
y sin orillas, el jazz a todo volumen

la diosa erótica que ignora serlo

como el nacer y el vivir todo
que es todo, por no morir, volver a ella.

Y despierta a los vivos en la frontera
que cosen los sudarios delante de las puertas.

El mistral ni los roza. Costumbre lejana el mar.

Y uno por uno los rostros hacia sí levanta
y con fuerza los llama por su nombre.

Y se despierta eros que hacia adelante mira.

Y comienzan a temblar las velas.

Se mueve el mar.

Desde los ojos cae la arena, enemiga inmortal.



Ida Vallerugo


(Traducción: Rocco Carbone)



Dea erotica. E come pian alciànssi la caliga, il fisâr // câlmu poiât a la teràcia, re in vacancia / gjàta plena, e al lui a si tint chê man //fra i fuéis a êntra, al frut a va. // "E tu i tu sò vert frut, e crèsp / e sâlt i tu si fai e dôlc, fis come i gno cjavêi / i cjò grignêi, cencia fin a mi scòrin in gola / ogni pena i tu suspínt" // Cussí su la teràca âlta sul mont / e cencia spôndi, il jazz a dut vulúm // la dea erotica ch'a na sa da èssilu // come il nàssi e il vivi dut / ch'ai è dut, par no murî, un tornâ dentri di jé. // E a svêa i vîs a la frontiera / ch'a cúsin i sudàris denant li puârti. // II mistral a na iu sflora. Abitúdin lontana il mâr. // E a una a una li mûsi a sè a li âcia / e fuàrt par non a iu clama. / E a si svê eros che indenant a vuâda. // E a cumímcin a trimâ li veli. // A si moud il mâr. // Dai vôi colànt il savalòn, nemîc inmortâl.



Ida Vallerugo. Poeta italiana. Nació en 1946 en Meduno, donde enseña en las escuelas primarias. Ha publicado dos colecciones de poesía en italiano, La porta dipinta ( 1968 ) e Interrogatorio ( 1972 ). Después de una larga pausa comenzó a escribir de nuevo, en la variante del dialecto friulano y publicó: Maa onda (1997) y Figurae (2001). Por la poesía en italiano recibió el Premio David en 1972 y el Premio Venezia Mestre en 1973. Tiene un amplio poemario inédito en friulano, titulado Mistral, editado parcialmente en “ Sagittaria, Annuario 1991 - Rassegna di N º 3, julio de 1987, Mistral y otros poemas inéditos de "Sagittaria, Anuario 1991.