domingo, 19 de octubre de 2008

GUILLAUME APOLLINAIRE (*)



























Van a perder, sirenas, si yo canto
con la voz de las putas esa nueva
canción que ya cumplió más de mil años.
Esa canción que dice en una lengua
difunta cómo el día se hace noche
y cómo el hijo puede ser el padre.

No me importa que hablen de mi padre,
ni que insulten, sirenas, este canto,
igual van a perder cuando la noche
se quede sin estrellas y la nueva
oración ponga música en mi lengua,
más dura que gastada por los años.


Me pregunto por qué yo en otros años
no pensaba en mi madre ni en mi padre,
por qué hablaba, sirenas, una lengua
extraña y me hechizaba todo canto
que tuviera el encanto de una nueva
mujer acariciada por la noche.

Mi respuesta no viene de la noche,
ni del beso mordido de los años,
mi respuesta no oculta su voz nueva
y no teme, sirenas, decir: padre
padre, quema las velas de mi canto!
Puedo apagar el fuego con mi lengua,

puedo lamer la playa con mi lengua,
puedo lavar las luces de la noche,
todo empieza y termina en este canto,
el día, la semana, el mes, los años.
Escúchenlo, sirenas, es mi padre
quien les enseña la palabra nueva,

quien les imparte con mi voz la nueva
orden: sacad, sacad al mar la lengua!
Sepan que el dios fluvial ya no es su padre,
y abandonen las olas esta noche,
porque ahora estarán años tras años
sumergidas, sirenas, en mi canto.

Vamos, deja la noche, vuelve al padre,
vieja sólo es tu lengua, tu alma es nueva
y si pasan los años, queda el canto.



Carlos Schilling (Sunchales, Santa Fe, 1965, radicado en Córdoba)



(*) De: "Formas de ver el mar" (2006), un libro de sextinas, que homenajea o reescribe a diversos poetas, como es el caso del poema que publicamos, con su expresa autorización.


IMAGEN: El poeta francés Guillaume Apollinaire.




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