Me preguntas, cómo rezar a alguien que no existe.
Sólo sé que la plegaria levanta un puente de seda
Por el cual avanzamos como en un trampolín
Hasta alzar el vuelo por encima de los paisajes de oro profundo
Cambiados por el mágico síncope del sol.
Este puente va hacia la orilla del Reverso
Donde el otro lado de las cosas revela un sentido
Apenas sospechado de las palabras «esto es».
Mira, estoy diciendo: nosotros. Y cada uno en su singularidad
Siente allí la compasión por los que siguen presos en el cuerpo,
Y sabe que, si incluso no existiese la otra orilla,
Igual tendrían que entrar en el puente tendido sobre la tierra.
Czeslaw Milosz (Polonia; Szetejnic, 1911 - Cracovia, 2004)
(Traducción de Barbara Stawicka)
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