es probable que un demiurgo previsor
dejase precisas instrucciones
para la destrucción de lo rosado
blanquecino, beige, azul y oro,
lo rojizo, verdusco e incoloro,
en fin... de todo lo creado.
Pero las "Instrucciones para sostenerle
la vela a una anciana" son más bien imprecisas,
en ellas no figura cuánto tiempo
hay que sostener la vela,
si hasta el fin de nuestros días,
o hasta que las pupilas se nos vuelvan cuadradas.
Y lo más preocupante, inquisidor de la conciencia;
si en todo caso cuando la vela se consuma
quien la sostiene estará muerto
y la anciana vivirá para contarlo.
Eduardo Ainbinder (Banfield, provincia de Buenos Aires, 1968)
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