Hacia el golf
de la mano
de mi padre.
Vamos
él con la mano
que deja
su impresión
en mi mano pequeña.
Vistos así
de espaldas
a una distancia
de media cuadra
tomando como punto
de mira
la vereda
de casa
no es difícil saber
que estoy a la derecha
de mi padre
que en el autorretrato
ocupa
el eje vertical
de más altura.
Vamos
mi padre y yo
de la mano
hacia el golf.
¿Estamos de pequeños,
como quien dice de un barco
en medio de una tormenta,
en medio de la noche
del agua
ebria del mar
apartados
de tierra firme
la lengua afuera
estamos
quiero decir,
de pequeños,
en la mano de un dios?
Habla poco mi padre
pero su mano
es fuerte.
Ha dejado por un rato
la carpintería
para llevarme
al golf.
Por eso tengo ahora
visto de espalda
¿se ve?
mi mano
dentro del hueco
de su mano
como la boca
de una ballena
que traga
la parte líquida
el mundo,mi mano
dentro del hueco
de su mano
tremenda.
Es domingo
en el autorretrato
¿se ve?
es temprano
y seguimos caminando
hacia el golf.
Los domingos,
cuando mi padre deja
por un rato
la carpintería
vamos,
yo a su derecha
con mi mano
en el hueco
con mi mano
en la boca
del leviatán.
¿Será mi padre
de mi mano
hacia el golf
el hombre
más fuerte
del mundo?
¿Podrá
con su mano terrible
derribar
de un solo golpe
el árbol más alto
del golf,
el árbol
hacia el cual
nos dirigimos?
¿Podría
con el revés
o el puño
mandar al otro mundo
a los villanos
que me quitan el sueño?
¿podría,
como el Zorro,
convertir a su mano
en instrumento
de justicia?
No le suelto
la mano
a mi padre.
Le pido
que a la vuelta
del golf
me deje que lo mire
trabajar
en silencio.
Estamos por cruzar
aún sujetos
mano con mano
mi padre y yo.
Mi padre se detiene
y lo sigo
y me paro
en seco,
pasan dos autos
que no reconozco
salvo
por el color.
Ahora
dice mi padre
y cruzamos
firmeslas manos
como agua
mi mano
pequeña
dentro de su gran mano
y el leviatán
que ya me suelta
y entonces sí,
me suelto
¿se ve?
y entonces corro
ahora sí
corro hacia el árbol
y mi padre me mira
sin hablar
en silencio
me mira
correr
como loco
las manos libres
y el viento
que mueve
mi remera
de Astroboy
el viento
como un cometa a máxima
velocidad
¿se ve?
el viento en la cara
me despeina
me hace cerrar los ojos
un poco
y corro desparejo
como loco
sin garbo
como Emil Zatopek
en los juegos olímpicos
de la era moderna
que vi
en un documental
donde le daban
una medalla
por los cinco mil
y otra por los diez mil
y otra más
por el maratón
oro puro del barón Pierre de Coubertin
corro
como la locomotora checa
corro sin darme vuelta
para llegar
al árbol
antes
que mi padre.
Sandro Barella (Buenos Aires, 1967)
2 comentarios:
Excelente, conmovedor poema. Gracias Sandro y gracias Marcelo. Me llevo por un rato esta joya:
"mi mano
dentro del hueco
de su mano
como la boca
de una ballena
que traga
la parte líquida
el mundo"
Gracias, Bruno, por pasar. Un abrazo.
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