Ha llovido con exceso;
sobre los montes solitarios
se extiende el humo
de las marmitas.
Las mujeres guisan las legumbres
y cocinan el mijo, luego
los envían a los labriegos
que trabajan al extremo
del campo.
Sobre la vasta superficie
de los campos anegados
vuela una garza blanca.
A la sombra de los bosques
la oropéndola amarilla hace su reclamo.
Sobre un cerro me ejercito
en la meditación, luego de
contemplar un hibisco matutino. (2)
Debajo de los pinos como
mi frugal alimento, después
arranco un girasol
cubierto de rocío.
Viejo campesino que ya no corre
detrás de los puestos públicos,
¿Cómo es que las grullas
dudan todavía de mí? (3)
Wang Wei (China, 701-761)
(1) La aldea estaba sobre una colina frente a Ch'ang-an, antigua capital de los T'ang, ahora llamada Hsi-an-fu, en la provincia de Shen-si.
(2) El hibisco es una planta o arbusto cuya flor se marchita en el día: es el símbolo de la efímera condición humana.
(3) La grulla que, según la tradición, no siente temor a los Hsien (Inmortales) ni a los Bodhisattvas, pero que demuestra aversión a los hombres vulgares.
(Traducción y notas de Raúl A. Ruy)
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