lunes, 21 de julio de 2008

HAY MUCHAS Y MUY POCAS PALABRAS



Hay muchas y muy pocas palabras. Por ejemplo: supongamos un cuerpo. Si continuamos la línea que sale del lado de afuera de uno de los pies (esto es, desde el punto de vista del propio cuerpo: el lado derecho del pie derecho o el lado izquierdo del izquierdo) y va por el piso hasta el otro pie, tendremos la palabra planeta, que incluye al cuerpo. Incluidos en ese cuerpo tenemos miembros. Entre los miembros piernas. Dentro de las piernas pies. En los pies dedos y en los dedos uñas. Mas si decimos uñas pueden ser de las manos. Si estuvieran rascando un muro diríamos atrito. Entonces podemos estar hablando de fósforos, o de pneumáticos. De sexo, discusiones o conductores eléctricos. Así: Mesa y cadera son dos palabras. Móviles es sólo una palabra — Cosas que se mueven. Pero no hay palabra para decir dos cuerpos acostados, o una mano tomando un puñado de tierra o dos manos dadas con un tanto de tierra entre ellas; como está, por ejemplo, la palabra jardín para designar el conjunto de tierra y plantas; o la palabra planta para expresar la suma de la parte de esa parte del jardín que queda encima y de la parte que queda abajo de la tierra. Con raíz bulbo hoja tallo ramo rama tronco fruto flor pistilo polen dentro. Pero si no queremos decir planta podemos decir pie. Y a la suela del pie llamaremos planta. Sobre el suelo. Así como decimos planta para el pie diremos palma. Para la mano. Hoja de la palmera. Y si no queremos decir planeta podemos decir tierra. O eso. Pero si él no estuviera cerca no podríamos llamarlo eso.




Arnaldo Antunes  (Brasil, San Pablo, 1960)



(Traducción de Reynaldo Jiménez)




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