—Entonces escríbelo, dijo ella. —Por favor,
si así es como te parece. Escribe poemas.
Escribe acerca de los redondeados arcos que forman
mis pechos al juntarse en ángulo con mis pezones, cómo
el arco superior se inclina hacia el cielo y el inferior
vuelve abruptamente hacia mi torso, escribe acerca
de cómo mi garganta surge de la dócil bisagra de mi
clavícula orgullosamente por así decir el hueco
del tamaño de una moneda en el centro, escribe
del arco perfecto de mi mandíbula cuando echo
la cabeza hacia atrás —estas son cosas que a mí
también me dan placer---escribe que mi piel es fina
omo un manto de nieve pero cálida y suave
y se amolda perfectamente, escribe de la volupté
del jabón haciendo espuma en la pelambre de mi
bella entrepierna, escribe de la ajustada parábola
de mi vulva que es como una trenza que cuelga,
escribe de las dos manchas de luz detrás
de mis rodillas, escribe de mis tobillos que giran
tan prolijamente en sus goznes para poder utilizar
todos los tiernos huesos de mis pies, escribe que cuando
estoy excitada me estremezco como una cobra y emito gemidos
con la boca y me rozo los pezones con los dedos
de la mano izquierda, y luego escribe como todo
esto está radicado permanentemente
en mis pensamientos y como lo efectúo sobre mí misma
a piacere, algo que no te está permitido entender.
Hazlo. Hazlo con placer y devoción, y no te preocupes
por el tiempo. No necesitaré lo que hagas hasta que lo termines.
Hayden Carruth
No hay comentarios:
Publicar un comentario