domingo, 20 de julio de 2008

AGUAS AÉREAS



XXI

EL JUEGO DEL CLAROSCURO en la echada hojarasca, como un calco, estampaba de ramilletes puntillistas la oscilación de los andariveles. Había el peligro de la gran serpiente fluvial, la amenaza sombría de la raya, la sonrisa desconfiada de los yacarés y la raída sombra de una tortuga al sumergirse entre las estelas alborotadas. Todo tan leve y al mismo tiempo tan caliente, tan exhausto. Nos doblega con su inmensidad el cielo como un tapado celeste inspirado en Femirama. Una sutil femineidad cincela con delicadeza los cuerpos trabajados (a tachas) de los que reman y sus gestos ágiles como panteras en el marihuanal. No es fácil abstraerse en lo celeste cuando estas superficies bronceadas nos deslumbran con su acento de canto. Sin embargo, se tiende a lo sublime, sublime resplandor.



Néstor Perlongher (Argentina; Avellaneda, Bs.As., 1949 -Brasil, San Pablo, 1992)





IMAGENEpiphany, fotografía de Guillermo de Angelis.



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