La mujer azul, laqueada y ligada, desde su ventana
no deseaba que los ligeros argénteos
fueran fría plata, ni que las espumosas nubes
espumaran, fueran olas espumantes, se movieran como ellas,
ni que las sexuales flores reposaran
sin sus adicciones feroces, ni que el calor
del verano, que se hace fragante durante la noche,
fortaleciera sus abortivos sueños y tomara
en el sueño su forma natural. A ella
le bastaba con recordar: los argénteos
de la primavera acuden a sus puestos en las hojas de uva
para enfriar sus encendidas pulsaciones; las espumosas nubes
no son más que espumosas nubes; las espumosas floraciones
se gastan sin pubertad; y más tarde,
cuando el armonioso calor de los pinos de agosto
entra en la habitación, se adormece y es la noche.
A ella le bastaba con recordar.
La mujer azul miraba y desde su ventana nombraba
los corales del cornejo, fríos y claros,
fríos, fríamente delineantes, al ser reales,
claros y, salvo por el ojo, sin intrusión.
II poema de la Serie
"Debe dar placer"
Wallace Stevens (E.E.U.U., Pennsylvania, 1879-Connecticut, 1955)"Debe dar placer"
(Traducción de Javier Marías)
II
The blue woman, linked and lacquered, at her window
Did not desire that feathery argentines
Should be cold silver, neither that frothy clouds
Should foam, be foamy waves, should move like them,
Nor that the sexual blossoms should repose
Without their fierce addictions, nor that the heat
Of summer, growing fragrant in the night,
Should strengthen her abortive dreams and take
In sleep its natural form. It was enough
For her that she remembered: the argentines
Of spring come to their places in the grape leaves
To cool their ruddy pulses; the frothy clouds
Are nothing but frothy clouds; the frothy blooms
Waste without puberty; and afterward,
When the harmonious heat of August pines
Enters the room, it drowses and is the night.
It was enough for her that she remembered.
The blue woman looked and from her window named
The corals of the dogwood, cold and clear,
Cold, coldly delineating, being real,
Clear and, except for the eye, without intrusion.
IMAGEN: Monica Bellucci por Fabrizio Ferri.
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