Por vergüenza de ser
pobre, me pasé media vida
escondiéndome
de mis amigos, no fuese que
murmuraran;
ahora ellos están
muriéndose
de todas esas
enfermedades nuevas,
raras,
ahora sí
los abrazo, pero ya no irradian
calor, sus caras están grises
-quiero decir, de un gris
oscuro- y ya no queda nada
de todo lo felices y geniales
que íbamos a ser.
Beatriz Vignoli (Argentina, Rosario, Santa Fe, 1965)
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