Al atardecer, las muchachas
salen por el mundo
a pasear su rosa y su desdicha.
El agua les asoma por los ojos
y los pañuelos,
son todas ellas grandes ventanales
de sombra, tiempo y muerte.
Sus manos, como la arena
se mecen, dulces, ásperas,
y por la noche sus vestidos huecos
ciñen fantasmas, peces,
trebolares y espuma.
Todo pueblo tiene sus muchachas,
todo mar y todo valle salvaje:
unas corren bajo los árboles,
otras se sientan a cantar entre las piedras.
Sus voces vibran como serpientes azules,
se entrelazan y suben
y se disuelven como el humo.
Los demonios del agua, las flores engañosas
les ocultan aún
su dichosa muerte inminente:
la fina espada que avanza,
la diminuta estrella colérica.
Susana Thénon (Argentina, Buenos Aires, 1935-1991)
IMAGEN: Pintura de Edward Hooper.
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