jueves, 17 de julio de 2008

EL ENCUENTRO





















Empezamos a hablar —

Nos miramos; dejamos de mirarnos —
Las lágrimas subían a mis ojos
pero no podía llorar
deseaba tomar tu mano
pero mi mano temblaba.
No dejabas de contar los días que faltaban
para nuestro próximo encuentro
pero las dos sentíamos en el corazón
que nos separábamos para siempre.
El tictac del relojito llenaba la habitación en calma —
Escucha, dije, es tan fuerte
como el galope de un caballo en un camino solitario.
Así de fuerte — un caballo galopando en la noche.
Me hiciste callar en tus brazos —
pero el sonido del reloj ahogó el latido de nuestros corazones.
Dijiste 'No puedo irme: todo lo que vive de mí
está aquí para siempre'.
Después te fuiste.
El mundo cambió. El ruido del reloj se hizo más débil
se fue perdiendo -se tornó minúsculo-
Susurré en la oscuridad: 'Moriré si se detiene'.


Katherine Mansfield (Nueva Zelanda; Wellington, 1888 - Fontainebleau, 1923)

(Traducción de Mirta Rosenberg y Daniel Samoilovich)
THE MEETING

We started speaking —
Looked at each other; then turned away —
The tears kept rising to my eyes
But I could not weep
I wanted to take your hand
But my hand trembled.
You kept counting the days
Before we should meet again
But both of us felt in our heart
That we parted for ever and ever.
The ticking of the little clock filled the quiet room-
Listen I said; it is so loud
Like a horse galloping on a lonely road.
As loud as that — a horse galloping past in the night.
You shut me up in your arms —
But the sound of the clock stifled our hearts' beating.
You said 'I cannot go: all that is living of me
Is here for ever and ever'.
Then you went.
The world changed. The sound of the clock grew fainter
Dwindled away — became a minute thing —
I whispered in the darkness: 'If it stops, I shall die'.



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