lunes, 14 de julio de 2008

Los hongos nacen en silencio...













Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio;
otros, con un breve alarido, un leve trueno. Unos son
blancos, otros rosados, ése es gris y parece una paloma,
la estatua de una paloma; otros son dorados o morados.
Cada uno trae –y eso es lo terrible-- la inicial del muerto
de donde procede. Yo no me atrevo a devorarlos; esa carne
levísima es pariente nuestra.
Pero, aparece en la tarde el comprador de hongos y
empieza la siega. Mi madre da permiso. El elige como un
águila. Ese blanco como el azúcar, uno rosado, uno gris.
Mamá no se da cuenta de que vende a su raza.



(De: Historial de las violetas - Los Papeles Salvajes)

Marosa di Giorgio (Uruguay, Salto, 1932-Montevideo, 2004)



IMAGEN: Hongos alucinógenos.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por recordar, por evocarme y dar este poema de la trasplantina admirada, Marosa, llena de fantasía verbal y de música susurrante, como lo fueron sus lecturas.

Un gusto haberte descubierto.



Saludos...

Marcelo dijo...

Leo con evidente atraso tu comentario, Angel. Marosa permanecía en un estado "poético" todo el tiempo, tanto adentro del poema, como afuera. Estaba llena de luz. En Marosa, como en muy pocos poetas (entre los que recuerdo a Calveyra, en este momento), podemos recuperar la infancia perdida. Te cuento que recién subí tres poemas más de ella.
Gracias por tu comentario.