jueves, 1 de abril de 2010

BEN DAVID





Siento a veces que mis gestos,
la voz, el pensamiento y aun este cansancio, son ya los de mi padre.
Que este cuerpo mío no lo perpetúa
sino que lo encarna; que yo soy el hombre de más de setenta años
que agobiado y lejos de donde vivo,
avanza al alba, insomne, lento, solo
y jadea su fatiga en un sillón en sombra
bajo el peso del dolor indeclinable,
de culpas que no han envejecido,
mientras siente con alivio que su hijo, en otros sitios lejos de él
ha ido más allá de su tormento,
doblegó los demonios
no lo ha repetido.





Santiago Kovadloff (Argentina, Buenos Aires, 1942)




1 comentario:

Anónimo dijo...

QUÉ BUEN POEMA ÉSTE REFERIDO AL PADRE. EXISTE UN MOMENTO EN QUE SE SIENTE LO QUE EL POETA DICE. GRACIAS.
S.