sábado, 29 de noviembre de 2008

VOZ BAJO UNA PARRA



Mi madre está en el patio y canta todavía
mientras lava la ropa. Ha empezado el verano
y la parra la envuelve con su sombra liviana
que baja hacia los brazos felices. Por las hojas
se filtra el sol a veces hacia sus ojos verdes
donde el rayo se irisa cuando la espuma salta
en pompas de aire lúcido. Y canta todavía.
Mi madre es inmortal. Un día hundía los brazos
en el agua del tiempo, tan fresca como el tiempo
que llevaba su vida más allá del espacio
a un país inocente. Y la heredad secreta
que anida en las penumbras fluyentes del recuerdo
llamaba desde islas inasibles, le abría
otra región de olvido para mirarnos siempre.
¡Ah la envolvente ráfaga mortal
que la arrastró en su vórtice! Los días
están quietos en el ayer y empañan
la memoria de un patio que ya no es más, que tiembla
bajo las ruinas del recuerdo.
¡Canta, madre, en tu patria desértica, bajo la lluvia de oro
de los grandes racimos fantasmales
donde están nuestros rostros
brillando entre las pompas irisadas!
Un día fuimos eso: tu voz bajo una parra.
Y todavía nos faltaba amarte
más allá del recuerdo, del olvido.



Horacio Armani (Argentina; La Pampa, Trenel, 1925 - Buenos Aires,2013)



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