Arrojé hacia la tierra del jardín
un hueso de durazno: que los elementos
te sean propicios, y que la naturaleza
no pierda su oportunidad. Espero
que el todo sea fiel a sus certezas
y cada cosa produzca su joven árbol.
Y aquí estoy cultivando lo que sucede
con mi propia fe. Pero necesito
conjunciones favorables, agua y temperatura
para encuentros decisivos
y convicciones que maduran
una fermentación feliz. Cuerpo y palabra
para el brote dorado en la rama desnuda.
Joaquín O. Giannuzzi (Argentina, Bs.As., 1924 - Salta, 2004)
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