Ya tenía veinte años, y el gesto
de hastío de quien se sabe hombre.
Buscaba el amor de dulces hojas,
la mano que pasara a mi cuerpo
y en él se quedara, como pasaba el viejo
cuidando las palabras y los pasos con el bastón.
Aquellos patios rojos, aquella vida primera,
aquel culpable amor de los sufrientes.
Los helechos sin peso, el afror
de las manzanas, el ají que estallaba
en la cocina cerrada, los vasos opacos
y mórbidos, las hormigas formosas, los gatos
muertos al sol, el hule todavía brillante,
los melones partidos y rugosos, el vino
cortado del pan, el odio como una caridad,
la soledad de hermanos.
Llovidos de pasión,
saltaban los caballos
que me seducían.
La vida era una fiebre.
(de: Tímida hierba de agosto,
Alción, 2001)
Alción, 2001)
Roberto Raschella (Argentina, Buenos Aires, 1930)
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