Era una dulzura bien nueva
hallar en los primeros días
blusas de muselina blanca
en un tendedero de nylon
secando sobre la bañera
o una funda de nylon en el brillo
de su propia electricidad
-como si Santa Brígida
hubiera armado una vez más
un rayo de sol en el aire
como el rayo del que dispuso
para secar en él su capa
(apremiada Brígida, siempre
en marcha, siempre sin reposo)-
la inerte y húmeda e injusta
erosión de lo cotidiano
aliviada y resuelta
con la brillantez de costumbre
Seamus Heaney (Irlanda; Castledown, 1939, Blackrock Clinic, Dublín, 2013)
(Versión de Jordi Doce)
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