A dos voces
"Tus ojos son los ojos de un hombre enamorado;
Tus labios son los labios de un hombre que no cree
En el amor". "Entonces dime el remedio, amigo,
Si están en desacuerdo realidad y deseo".
El cuadro aquel aún miras,
Ya no en su realidad, en la memoria;
La ninfa desnuda y reclinada
Y a su lado el pastor, absorto todo
De carnal hermosura.
El fondo neutro, insinuado
Por el pincel apenas.
La luz entera mana
Del cuerpo de la ninfa, que es el centro
Del lienzo, su razón y su gozo;
La huella creadora fresca en él todavía,
La huella de los dedos enamorados
Que, bajo su caricia, lo animaran
Con candor animal y con gracia terrestre.
Desnuda y reclinada, contemplemos
Esa curva adorable, base de la espalda,
Donde el pintor se demoró, usando con ternura
Diestra, no el pincel, mas los dedos,
Con ahínco de amor y de trabajo
Que son un acto solo, la cifra de una vida
Perfecta al acabar, igual que el sol a veces
Demora su esplendor cercano del ocaso.
Y cuánto había amado, había vivido,
Había pintado cuando pintó ese cuerpo:
Cerca de los cien años prodigiosos;
Mas su fervor humano, agradecido al mundo,
Inocente aún era en él, como en el mozo
Destinado a ser hombre sólo y para siempre.
Luis Cernuda (España, Sevilla, 1904- Ciudad de México, 1963)
IMAGEN: La ninfa y el pastor, Pintura de Tiziano.
3 comentarios:
Gracias por este poema de Cernuda, y por el apunte bio bibliográfico en tu espacio literario que voy descubriendo de a poco.
Saludos...
Gracias, Ángel, por el comentario y la visita.
thank you
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