Y es el momento en que la bobina
toma velocidad, suelta el sonido
oculto en el fondo del río
y donde anochecen dentro de uno
gotas que parecen doblar
los bordes de la acera;
a un kilómetro a la redonda
podría escucharse alarido
semejante. La paz que hicimos
alcanza su estilo en la ingratitud.
De a poco vemos, olemos, rogamos
porque surja otra marea reconocible
que acerque al menos los residuos
de una fiesta -si concluye.
Ese sonido, el que pone a trabajar
el día en la amenaza, casi neutra,
sin embargo deshace en ronquidos
todavía débiles las sábanas, cuece
en su punto la leche
y el pan en el gorgojo.
Y es cuando se desploma sin sentido
propio esta tierra en la mirada,
por fin la afrenta.
Una condena (no otra)
sin respuesta en la mejilla.
(De: Bestiario búlgaro,
Vox, Bahía Blanca, 2004)
Vox, Bahía Blanca, 2004)
Mario Arteca (Argentina, La Plata, 1960)
2 comentarios:
Nunca supe dónde encuadrar este tipo de poesía. Hay algo que fascina, pero aleja al mismo tiempo. Es un poema bello, que brilla con poca luz. ¿Será así? Un beso. Mu bueno tu blog. Te felicito.
Y, es un poema complejo. Las imágenes están como atravesadas por distintos estados emocionales de lo que parece ser una pareja, no? Gracias por tu comentario.
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