Aquella noche la luna se apiñaba en el estanque,
convirtiendo el agua en leche, y bajo
las ramas de los árboles, los árboles azules,
caminaba una joven y por un instante
el futuro la asaltó:
lluvia que caía sobre la tumba de su esposo, lluvia que caía
sobre el jardín de sus hijos, su propia boca
llena de aire frío, extraños mudándose a su casa,
un hombre en su cuarto escribiendo un poema, la luna
cayendo sobre él,
una mujer caminando bajo los árboles pensando en la muerte,
pensando en él, pensando en ella, y el viento que se levanta
y se lleva la luna y deja el papel en sombras.
Mark Strand (Summerside, Isla del Príncipe Eduardo, Canadá 1934 - Nueva York, E.E.U.U., 2014)
(Traducción de Mirta Rosenberg y Daniel Samoilovich)
(Poema extraído del Diario de Poesía Nº68 -2004)
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