sábado, 12 de septiembre de 2009

CONSEJO A UN PROFETA






















Cuando vengas, como debes hacerlo pronto, a las calles de
[nuestra ciudad,
Enloquecido por comunicar lo que es obvio,
Sin proclamar nuestra caída, sino rogándonos
En nombre de Dios que tengamos piedad de nosotros mismos,

Ahorra las palabras sobre armas, su fuerza y su alcance,
Los largos números que endurecieron la mente;
Nuestros lentos corazones, sin cálculo, quedarán atrás,
Incapaces de tener lo que es muy extraño.

Ni debes atemorizarnos con palabras sobre la muerte de la
[raza.

¿Cómo habríamos de soñar este lugar sin nosotros? —
El sol, sólo fuego, las hojas sin afectarse de nosotros,
¿Una piedra mira el rostro de una piedra?
Habla del cambio del propio mundo. Aunque no podemos
[concebir
Una cosa no soñada, sabemos a nuestra costa
Cómo la nube soñada se desmorona, las viñas son ennegrecidas
[por la helada,
Cómo el ver se altera. Podríamos creer,

Si nos dijeras, que el ciervo de cola blanca, dormirá
En perfecta sombra, y crecerá perfectamente tímido,
La alondra evitará el alcance de nuestra mirada,
El pino-macho perderá los nudillos de sus huecos

En las frías prominencias, y todo torrente quemará
Como Xantus una vez, su suave garganta
Ensordecida en un destello. ¿Qué vamos a ser sin
El arco de círculo del delfín, el retorno de la paloma,
Estas cosas en las que nos vemos nosotros mismos y hablamos?
Pregunta, profeta, cómo llamaremos a
Nuestras naturalezas en adelante cuando la lengua ardiente se
[halle
Deshecha, el cristal oscurecido o roto
En el cual hemos afirmado la rosa de nuestro amor y el limpio
Caballo de nuestro coraje, en el cual se sostuvo
El chirriante saltamontes del alma sin protección,
Y todo lo que significamos o deseamos significar.

Pregunta, pregunta si con la mundana rosa
Nuestros corazones nos engañarán, viene a reclamar
Si ha de existir lo sublime y duradero
Cuando los anales de bronce del roble se cierren.


Richard Wilbur

(Traducción de Alfredo Casey)

Advice to a Prophet

When you come, as you soon must, to the streets of our city,
Mad-eyed from stating the obvious,
Not proclaiming our fall but begging us
In God's name to have self-pity,

Spare us all word of the weapons, their force and range,
The long numbers that rocket the mind;
Our slow, unreckoning hearts will be left behind,
Unable to fear what is too strange.

Nor shall you scare us with talk of the death of the race.
How should we dream of this place without us?--
The sun mere fire, the leaves untroubled about us,
A stone look on the stone's face?

Speak of the world's own change. Though we cannot conceive
Of an undreamt thing, we know to our cost
How the dreamt cloud crumbles, the vines are blackened by frost,
How the view alters. We could believe,

If you told us so, that the white-tailed deer will slip
Into perfect shade, grown perfectly shy,
The lark avoid the reaches of our eye,
The jack-pine lose its knuckled grip

On the cold ledge, and every torrent burn
As Xanthus once, its gliding trout
Stunned in a twinkling. What should we be without
The dolphin's arc, the dove's return,

These things in which we have seen ourselves and spoken?
Ask us, prophet, how we shall call
Our natures forth when that live tongue is all
Dispelled, that glass obscured or broken

In which we have said the rose of our love and the clean
Horse of our courage, in which beheld
The singing locust of the soul unshelled,
And all we mean or wish to mean.

Ask us, ask us whether with the worldless rose
Our hearts shall fail us; come demanding
Whether there shall be lofty or long standing
When the bronze annals of the oak-tree close.




Richard Wilbur (E.E.U.U.;  Nueva York,  1921 - Belmont, Massachusetts, 2017) . Poeta y profesor universitario, Wilbur formó parte del movimiento conocido como nuevo formalismo. En su poesía usa formas y recursos poéticos tradicionales junto a expresiones ingeniosas personales y elementos de la cultura urbana. Los hermosos cambios (1947) fue su primer volumen de poesía, y por Cosas de este mundo (1956) recibió el Premio Pulitzer. Cabe citar además Ceremosia (1950), Consejo a un profeta (1961), Camino de sueño, Camino del sueño (1969) y El lector de mentes. También escribió poemas infantiles y tradujo dos obras de teatro del dramaturgo francés Molière (El misántropo y Tartufo). Sus críticas literarias se han recopilado bajo el título de; Respuesta: Prosa 1953-1976. En 1987 recibió el título de poeta laureado de Estados Unidos, sucediendo a Robert Penn Warren.





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