sábado, 8 de noviembre de 2008

LA ROSA MÍSTICA



La primera vez

que tuve conciencia de una forma,
le dije a mi madre:
doña Armanda tiene en su cocina una cesta
donde pone los tomates y cebollas;
empezando a inquietarme por el miedo
de que era bonito deshacerse,
hasta que un día escribí:
'en este cuarto murió mi padre,
aquí dio cuerda al reloj
y apoyó los codos
en lo que él creía era una ventana
y eran los umbrales de la muerte'.
Entendí que las palabras
de aquel modo agrupadas
otorgaban las cosas sobre las que versaban,
mí propio padre volvía, indestructible.
Como si alguien pintara
la cesta de doña Armanda
y me dijera enseguida:
ahora podés comer las frutas.
Había un orden en el mundo,
¿de dónde venía?
¿y por qué llenaba de pena el alma
siendo ella cabal alegría
y distinta de la luz del día,
se bañaba en otra luz?
Era forzoso garantizar el mundo,
de la corrosión del tiempo, burlar al tiempo mismo.
Entonces proseguí: 'En este cuarto murió mi padre...
Podés cerrarte, oh noche,
tu negrura no vela este recuerdo'.
Fue el primer poema que escribí.



Adélia Prado (Brasil, Divinópolis, 13 de diciembre de 1935)


(Traducción de Diana Bellesi)

A primeira vez
que tive a consciência de uma forma,
disse à minha mâe:
dona Armanda tem na cozinha dela uma cesta
onde pôe os tomates e as cebolas;
começando a inquietar-me pelo medo
do que era bonito desmanchar-se,
até que um dia escrevi:
'neste quarto meu pai morreu,
aqui deu corda ao relógio
e apoiou os cotovelos
no que pensava ser uma janela
e eram os beirais da morte'.
Entendi que as palavras
daquele modo agrupadas
dispensavam as coisas sobre as quais versavam,
meu próprio pai voltava, indestrutível.
Como se alguém pintasse
a cesta de dona Armanda
me dizendo em seguida:
agora podes comer as frutas.
Havia uma ordem no mundo,
de onde vinha?
E por que contristava a alma
sendo ela própria alegria
e diversa da luz do dia,
banhava-se em outra luz?
Era forçoso garantir o mundo,
da corrosâo do tempo, o próprio tempo burlar.
Entâo prossegui: 'neste quarto meu pai morreu.
Podes fechar-te, ó noite,
teu negrume nâo vela esta lembrança'.
Foi o primeiro poema que escrevi.



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