Desde hace trescientos años
está por despertar la muchacha sentada
a la mesa, en Vermeer, que sueña con los ángeles
pero ligeramente, pues el amor la cela
A su espalda, en un cuadro —sostiene la leyenda—
Cupido está pintado —pintura en la pintura—:
un simulacro doble, y, a sus pies, una máscara
hace juego con él
Al fondo, en el dintel de la puerta entornada
borró el pintor —se dice— la figura
de un hombre enamorado —¿celoso de ese intruso?
Y el pintor y nosotros y el no ser de ese joven
entreabrimos in absentia la puerta
conteniendo el aliento para que el sueño siga
por lo que nos ofrece: el fruto inaccesible.
Enrique Lihn (Chile, Santiago, 1929-1988)
IMAGEN: A Woman Asleep at Table ( 1657), pintura de Johannes Vermeer.
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