sábado, 26 de diciembre de 2009

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS


El suelo está tan adolorido que se queja
dondequiera que alguien ponga pie,
como si hubiera aprendido el truco
del sufrimiento.
Pobre suelo.
He aquí el jardín de las delicias,
un hombre señalando a una mujer
y un pájaro parado
en un cilindro de cristal
observando. Ella tiene un tapón
en la boca o la pintura
se ha reventado hace mucho justo ahí.
Él se ve preocupado, pero no aterrado,
y no se mueve.
Es la ventaja de las pinturas.
No es necesario el movimiento.
Yo solía bautizar a las flores:
lengua de barba, cosecha de piedra,
perlado eterno.


Robert Hass (E.E.U.U., California, 1941)

(Traducción: P. López Colomé)
THE GARDEN OF DELIGHT

The floor hurts so much it whines
whichever way they step,
as if it had learned the trick
of suffering.
Poor floor.
This is the garden of delight,
a man pointing at a woman
and a bird perched
on a cylinder of crystal
watching. She has a stopper
in her mouth or the paint
has blistered, long ago, just there.
He looks worried, but not terrified,
not terrified, and he doesn't move.
It's an advantage of paintings.
You don't have to.
I used to name the flowers—-
beard tongue, stone crop,
pearly everlasting.




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