domingo, 20 de diciembre de 2009

MI CORAZÓN AL DESNUDO *


5


Ante todo ser un gran hombre y un santo para sí mismo.

Cálculo en favor de Dios



Nada existe sin un fin.
Por lo tanto mi existencia tiene un fin. ¿Qué
fin? Lo ignoro.
Entonces no soy yo quien lo ha marcado.
Es por lo tanto alguien más sabio que yo

Por eso es necesario rogar a alguien que nos ilumine. Es lo más sabio.

El dandy debe aspirar a ser sublime sin interrupción; debe vivir y dormir ante un espejo.

6

Ser un hombre útil me pareció siempre algo muy odioso.

1848 no fue divertido más que porque entonces todos hacían utopías como castillos en el aire.

1848 no fue encantador más que por el exceso
de ridículo.

Robespierre no es estimable más que porque hizo algunas bellas frases.


La Revolución, por el sacrificio, confirma la superstición.

7

Política.
No tengo convicciones, del modo como lo entiende la gente de mi época, porque no tengo ambición.
No hay base en mí para una convicción.
Hay una cierta cobardía, o blandura, en la buena gente.
Sólo los bandidos están convencidos —¿de qué?— que les hace triunfar. Por eso triunfan.
¿Cómo podría yo tener éxito, si ni siquiera tengo ganas de probarlo?
Se pueden fundar imperios gloriosos sobre el crimen y nobles religiones sobre la impostura.

Sin embargo tengo algunas convicciones, en un sentido más elevado y que no puede ser comprendido por la gente de mi tiempo.


Sentimiento de soledad desde mi infancia. A pesar de la familia —y sobre todo en medio de los camaradas—, sentimiento de un destino eternamente solitario.

Sin embargo, gusto muy vivo por la vida y el placer.


11

Hay en todo hombre, a cualquier hora, dos postulaciones simultáneas, una hacia Dios, otra hacia Satán. La invocación a Dios, o espiritualidad, es un deseo de ascender; la de Satán, o animalidad, es una alegría de descender. A esta última deben remitirse los amores por las mujeres y las conversaciones intimas con los animales, perros, gatos, etcétera...
Las alegrías que derivan de estos dos amores están adaptadas a la naturaleza de esos dos amores.


Embriaguez de humanidad.
Gran cuadro a hacer
El el sentido de la caridad.
En el sentido del libertinaje.
En el sentido literario del comediante.

13

Lo que pienso del voto y del derecho de elección. De los derechos del hombre.
Lo que hay de vil en una función cualquiera.
Un dandy no hace nada,
¿Os figuráis a un dandy hablándole al pueblo, salvo para burlarse de él?

No hay más que un gobierno razonable y seguro, el aristocrático.
Tanto la monarquía como la república basadas sobre la democracia, son igualmente absurdas y débiles.


Inmensa náusea de los afiches.


No existen más que tres seres respetables: el sacerdote, el guerrero y el poeta. Saber, matar y crear.
Los demás hombres son imponibles y sujetos a servicio; hechos para la cuadra, es decir, para ejercer lo que se llaman profesiones.

(Fragmentos)

Charles Baudelaire (Francia, París, 1821- 1867)
(Traducción: José Pedro Díaz;
"El mundo de Ch.B., C.E.A.L.,
Bs.As.,1980)


* "Dolorosamente reveladoras" (como tan bien las calificara André Gide en 1917), estas anotaciones sumamente personales que Baudelaire fue escribiendo al parecer entre 1859 y 1866 —según se desprende de su correspondencia—, estaban destinadas a dos futuros libros de los que mucho esperaba: Mi corazón al desnudo y Cohetes. Reunidas y editadas arbitrariamente después de su muerte, sin respetar su criterio fueron unificadas en su solo volumen y se les adjudicó el título general —y quizá engañoso— de Diarios íntimos, al parecer mucho más promisorio para esos editores. Sólo mucho más tarde se llegó a contar con una versión digna, cuidadosamente compaginada por Jacques Crépet y Georges Blin: Journaux intimes (Fusées — Mon coeur mis a nú — Carnet) [José Corti, París, 1949] -Nota de Rodolfo Alonso-.


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