miércoles, 9 de diciembre de 2009

MADRIGAL


Tu tez rosada y pura; tus formas gráciles

de estatua de Tanagra; tu olor de lilas;
el carmín de tu boca de labios tersos;
las miradas ardientes de tus pupilas;
el ritmo de tu paso; tu voz velada;
tus cabellos que suelen, si los despeina
tu mano blanca y fina, toda hoyuelada,
cubrirte con un rico manto de reina;
tu voz, tus ademanes, tú... no te asombre:
todo eso está, ya a gritos, pidiendo un hombre.



José Asunción Silva (Colombia, Bogotá, 1865-1896)


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