Ludwig van Beethoven
Tras la ventana del hotel caen las hojas amarillas,
flotan semimuertas sobre el agua de la piscina,
como en un cuento de Cheever. En la memoria
alguien arrastra una silla hacia el agua sucia,
sin embargo es de oro esta luz y ella sabe que puede
no verla más. Cuando era chica quería ser pianista.
Iba con otra de la mano, iba con El clave bien temperado
bajo el brazo, hacia una casa de la calle Francia.
Saludaba camino del conservatorio a los vecinos,
pensando que su música era para esa gente.
Alguna vez tocaré preludios en un teatro, se decía,
y aplaudirán los vecinos, la buena gente
del pueblo.
Historia de vida suya, pero remota.
Más tarde quiso ser como la puta de Fassbinder,
ésa que hacía feliz a todo el mundo. No la maldita,
no la estrella incandescente, no la artista consumida,
sino la monja de clausura, la que alivia al peregrino,
la que no le quita a nadie nada. No hay distancia
entre lo íntimo y lo público, las calamidades
históricas convergen con las privadas. La buena
gente asesina a los débiles y mantener abierta
la herida es la única esperanza.
Historia de vida remota, pero suya.
Cuando escribe en la noche, crece el murmullo
de tantos y tantos que vienen llegando, un torrente
que avanza y se dilata, que grita Go Home,
Go Home, necesito un lugar en el mundo. ¡Y ella
que no quería quitarle a nadie nada!
(de: Sueño americano)
María Teresa Andruetto (Argentina, Córdoba, Arroyo Cabral, 1954)
RECOMIENDO el blog de Andruetto, donde se pueden leer más poemas y datos biográficos..
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