El Amor me quitó el sueño – y el Amor quita el sueño, pues el Amor no obtiene el alma y la mente por apenas medio grano de cebada.
El Amor es un león negro, sediento y bebedor de sangre, sólo pasta en la sangre de los amantes.
Se pega a ti con cariño y te lleva hacia la trampa; cuando has caído dentro, entonces mira desde lejos.
El Amor es un príncipe tirano, un oficial de policía sin escrúpulos, tortura y estrangula al inocente.
Quien cae en manos del Amor llora como una nube; quien mora lejos del Amor se hiela como la nieve.
A cada instante el Amor hace añicos un millar de tazones, a cada momento cose y rasga un millar de prendas.
El Amor hace llorar a mis ojos, y sigue riendo; el Amor mata miserablemente a un millar de almas, y las cuenta como una.
Aunque el Simurg vuele felizmente en el Monte Qaf, cuando ve la trampa del Amor cae, y no vuelve a volar.
Ningún hombre escapa de las cuerdas del Amor por medio de mentiras o locura, ningún hombre razonable escapa de su trampa por medio de la inteligencia.
Mis palabras están desordenadas a causa del Amor, de otra manera te habría mostrado los caminos por los que el Amor viaja;
Te habría mostrado cómo el Amor atrapa al león, te habría mostrado como el Amor caza a la presa. (…)
Rumi ( Persia, Balj, Jurasan, 1210-Konya, país de Rum, 1273)
(versión de Alberto Manzano,
De: Poemas sufíes,
Hiperión-Madrid 1988)
De: Poemas sufíes,
Hiperión-Madrid 1988)
(Selección: Marisa Negri)
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